Hace unos días murió el filólogo, investigador y lingüista José Moreno de Alba, quien fue director de la Academia Mexicana de la Lengua. Era, como apunta el poeta Eduardo Casar, el «mejor conocedor del español mexicano», por lo que su muerte es muy de lamentar. En sus Minucias del lenguaje (Fondo de Cultura Económica) abordó la historia de muchas palabras y expresiones del español mexicano y del español en general. Ahí aprendí, por ejemplo, que la voz antro, usada hoy por los jóvenes mexicanos para referirse a un bar-discoteca-centro nocturno, viene del latín antrum, que significaba ‘cueva, gruta o caverna’ y que se usó en español desde 1615 (al menos).
Moreno de Alba señalaba que, en 1983, antro apareció en el Diccionario con una segunda acepción, en sentido figurado: la de ‘local, establecimiento, vivienda, etc., de mal aspecto o reputación’. En efecto, cuando yo era chica, algunos muchachos decían si iban a un bar de buen nivel, «vamos al antro», un poco como provocación, otro poco en broma. El término acabó por convertirse en sinónimo de bar o discoteca (incluso si son de lujo), de lo que puede dar fe cualquier mexicano de hoy.
Moreno de Alba ya no podrá enriquecer la lengua con explicaciones eruditas y deliciosas como ésta. El mejor homenaje que se le puede hacer es, justamente, seguir leyéndolo.
Link a la entrada antro en Minucias del lenguaje: http://goo.gl/tJCg0Y
En España hasta hace unos años (el lenguaje es algo tan vivo y tan cambiante que hablamos según los años que tenemos…) un antro era un un bar donde te lo pasabas muy bien, pero no era nada de lujo, sino más bien lo contrario: «Estuvimos en un antro infame, con música buenísima y nos reímos un montón»
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Es decir, un poco en la línea de «lugar de mala muerte»?
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Sí, sí, exactamente. Hacía años que no oía éste último. Me gusta! Parece una de las pulperías de Borges donde los compadritos se peleaban facón en mano y recibían una ídem.
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Jeje, seguro la expresión se cocinó en uno de ellos…
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