Caso 1. Trabajador de la compañía de teléfonos se electrocuta en lo alto de un poste.
Caso 2. Periodista, elegantemente vestida, se dirige a una fiesta y muere atropellada.
Caso 3. Niños llegan a su casa en la que están los cadáveres de sus padres, muertos en un triángulo amoroso.
Caso 4. Mujer se ahorca en Chapultepec el día que su hija cumple 15 años.
Son situaciones reales, dolores auténticos. A lo largo de casi medio siglo, el fotógrafo mexicano de nota roja Enrique Metinides (n. 1934) congeló esas tragedias demasiado humanas. «Siempre intenté que mis fotos contaran historias como se cuentan en el cine», dice en entrevista para la revista Gente (agosto 2013). Sus imágenes fascinan, atrapan. Y es que los seres humanos somos animales de historias: las perseguimos en novelas, películas, series de televisión, telenovelas, revistas, periódicos. Nos gusta saber de otros con nombre y apeliido, quizá por morbo, quizá para congratularnos de no ser las víctimas, por afán de conectar con otro o por el gusto de entrar en la intimidad ajena. En todo caso, estas fotos me hacen pensar quiénes eran los retratados, qué pensaron antes de la tragedia, cuáles eran sus sueños, qué caminos ya no recorrieron, qué recuerdos se pierden con ellos: cada una contiene el germen de, al menos, un buen cuento.
Muy buena la información. A mí me fascina utilizar fotos, pinturas, canciones, música,esculturas, noticias, vivencias, en fin, uso todo lo que aparezca ante mi vista, feo o lindo, (ya que la belleza es relativa ) para desarrollar mis microlocuras. Me divierto preparando mis cuentos, micros y nanorrelatos. No sé si soy anormal, pero las musas no se callan amiga, desde pequeño, uso la pintura y las letras para expresarme, con temas que algunos encuentran prohibidos, en especial, si son eróticos o difícil de digerir emocionalmente. Así que entenderás por qué me gustó tanto tu artículo.
Me gustaMe gusta
Envidio que puedas/sepas pintar. Es algo que nunca se me ha dado, esa musa estaba de vacaciones cuando nací! Pues qué rico, de eso se trata la creación, a mi entender: usar todos los materiales para generar algo nuevo a partir de ellos…
Abrazo
Me gustaMe gusta
Tengo que ponerme al día contigo. Tus textos raramente se discuten. LAs fotos, que me gustan mucho, me llenan de asociaciones automáticas: la primera imagen tiene una «composición natural» fantástica y es poética no obstante la «tragicidad» (no existe la palabra, me la das por buena 😉 ). La segunda me hace pensar a la nouvelle vague, la tercera al neorrealismo italiano y la cuarta que la mujer se suicidó en el mejor de los casos por la vergüenza frente a la lucidez del horror que son las fiestas de quinceañera o simplemente porque se dio cuenta de que le iba a salir carísima la cosa.
Me gustaMe gusta
Respuesta automática: la voz «tragicidad» ha sido incorporada al Diccionario daniosko de la lengua. Gracias por su contribución…
Me gustaMe gusta
Ay, perdón, que esto del robot que vive en mí de pronto se sale de control. Sí, de acuerdo contigo en las tres primeras, nada que añadir, pero en la cuarta, caray, me sacaste una risa y luego me sentí culpable!! =)
Me gustaMe gusta
No sólo sirven como fuente de historias, sino para documentar detalles y ambientes de distintas épocas. La pintura y la música son menos documentales, pero más sugerentes, en mi opinión.
Me gustaMe gusta
Sí, es como lo dices, poe eso es rico tomar distintas fuentes como inspiración para crear.
Saludos
Me gustaMe gusta
Y qué bien y tristemente contadas están esas historias. Me han entrado escalofríos…
Me gustaMe gusta
Son tremendas, como dices, escalofriantes, y justo por eso me parece esperanzador que los muertos puedan cobrar de nuevo vida a través de una narración que les dé voz…
Me gustaMe gusta