Sí, es justo ésta, la que no viene de fuera sino de dentro y por tanto ningún barullo ni escándalo puede alterar. Hoy, a mitad de SoHo encontré esto y me di cuenta que a ratos esa paz me visita. La meta es lograr que se quede a vivir en casa. No sé cuánto falte para convencerla.
Pues tengo la sensación de que te visita bastante a menudo. Sobre todo porque esta paz suele venir seguido cuando se la invita.
Cariños y sigue disfrutando (y esa es la manera: hasta un simple cartel puede ser fruto de placer).
Me gustaMe gusta
Estoy disfrutando a tope pero es que también es casi imposible no hacerlo: unos días de vacaciones en esta ciudad, con mi hija, relajadas, rodeadas de arte y libros. Qué más pedir?
Abrazo
Me gustaMe gusta
Pues nada, la verdad. ¿Qué diablos haces contestando a mis comentarios? ¡Ve a correr al Central Park o a caminar por la orilla del Hudson mujer!
Cariños infinitos.
Me gustaMe gusta
Mi asociación automática: durante mi viaje mexicano, primera vez en metro una mujer vendía «alegrías»… le compré hasta el canasto.
Me gustaMe gusta
Jeje, sí, además de un dulce fantástico es mágico «comprar alegrías», tienes toda la razón!
Me gustaMe gusta
La mejor, la más bella, la indisoluble cuando nos alberga.
Me gustaMe gusta
Este año ha venido poco de visita, por eso la anoto tanto…
Me gustaMe gusta
ya vive contigo querida…
Me gustaMe gusta
No de continuo. Digamos ir en vez de ser mi pareja fija es mi amante ocasional…
Me gustaMe gusta
La paz que procede de lo más hondo de nuestra alma es la que más cuesta de conseguir, pero a la vez es la más auténtica y la que, aunque en algunos momentos desaparece… siempre regresa.
Un abrazo desde aquí…
Me gustaMe gusta
Esa es, justo, la más necesaria por permanente. A esa es a la que coqueteo, por ver si la seduzco.
Abrazo fuerte
Me gustaMe gusta