
La fuga de El Chapo Guzmán sigue, por supuesto, siendo combustible para el humor mexicano que por fuera se ríe, mientras por dentro se pudre de coraje y vergüenza. Este cartón de @patriciomonero, aparecido en el diario La Jornada de Jalisco @jornadajalisco, pone el acento en la pobreza que rodea al penal de donde se escapó el narcotraficante. Y, para acabar pronto, es la pobreza del país donde viven dos de los hombres más ricos del mundo, El Chapo y Carlos Slim, donde tener el dinero y el poder garantiza todos los privilegios.
Para tratar de encontrarle algo de sentido a lo que de por sí nació cojo, mi veta metafísica plagia aquello del Filósofo de Güémez: «Estamos como estamos porque somos como somos».
Del refranero: Entre chanza y risa, entra la longaniza… besos y flores.
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Exacto, y así es, tal cual.
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Paradójico. En España también tendemos a hacer humor de las desgracias.
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Supongo que es mera estrategia de supervivencia. Es decir, o nos reímos o ponemos una bomba a mitad de la calle. Lo primero es más sano. Y más crítico.
Saludos
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El humor es un sistema de defensa tan válido como cualquier otro y tal vez sea uno de los más efectivos. El único problema que le veo es cuando el humor suple a la indignación necesaria. A veces cuando uno se ríe de todo deja pasar esas cosas que nunca debería permitir.
Abrazos.
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Coincido, no se trata de que el humor sustituya al enojo, lo deje de lado, sino que lo exprese de nuevas formas. De otro modo se vuelve más nocivo aún que la propia indiferencia, porque se disfraza de indignación pero de brazos caídos.
Abrazo
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