«Ahora estoy muerto. Descanso. Escucho. En torno mío el silencio es tan puro que un suspiro lo empañaría. Los recuerdos se me ofrecen detenidos, en relieve, con sus colores de entonces. Yo sigo, inmóvil, el juego de vistas estereoscópicas. Cada minuto se detiene y cae para dejar lugar a otro más próximo. No es difícil morir. Yo había muerto ya, en vida, algunas veces. Todo estriba en no hacer un solo movimiento, en no decir una sola palabra, en fijar los ojos en un punto, cerca, lejos. Sobre todo, en no distraerse en mil cosas.
[…] Morir es estar incomunicado felizmente de las personas y las cosas, y mirarlas como la lente de la cámara debe mirar, con exactitud y frialdad. Morir no es otra cosa que convertirse en un ojo perfecto que mira sin emocionarse». (p. 26)
Estoy leyendo Dama de corazones, la única novela de Xavier Villaurrutia, en edición de la UNAM. En la introducción, Pedro Ángel Palou señala que el autor comenzó a escribirla en 1925, cuando tenía 22 años. En ese momento Reflejos, su primer libro, estaba prácticamente terminado, con lo que Dama de corazones se convirtió en el gozne creativo entre él y Nostalgia de la muerte, ya de madurez creativa.
En la novela, que según Palou el propio escritor habría visto como un «ejercicio», explora el lenguaje, el tono y los recursos que luego va a desplegar de forma portentosa en su obra. No son mayormente interesantes los hechos que narra: Julio va a visitar a sus primas y su tía, a quienes hace tiempo no ve; a los pocos días, tras la muerte de su tía, regresa a casa. El deleite está en el estilo, en la prosa impecable con momentos de enorme tensión, humor finísimo e imágenes que anuncian al mejor Villaurrutia, como ésta con la que abro la entrada, además de las reflexiones sobre el propio lenguaje.
Qué lujo el mío: dedicar el mediodía de un jueves a empaparme las entretelas con esta delicia.
Hermosísimo el fragmento que nos compartes, Julia. Bien sabes del placer que siento ante la mera forma y este regalo que me haces (ante la curiosa falta de comentarios que ha suscitado la entrada la supongo sólo mía) lo reservo con atención. Buscaré la novela en cuestión, ya que a Villaurrutia sólo lo he leído, y no mucho, en poesía. Gracias, como siempre, por la recomendación.
Besos.
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La novela es interesante per se y más todavía (me parece) a la luz del conjunto de su obra. Que la disfrutes, querido mío.
Beso.
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