Hace años leí y releí la historia de Job, impresionada por ese personaje del Antiguo Testamento: Dios, incitado por Satanás a probar la fe del viejo, le manda enfermedad, pobreza, la muerte de sus hijos, burlas de su mujer. La moraleja es como de Disney: a pesar de toda calamidad, Job honra a su Señor y al final le es restituida la felicidad previa, incluso al doble. Me parecía, me parece injustísimo que Job sufriera lo indescriptible sólo para que Dios le demostrara a Satanás la lealtad de su siervo.
Ahora me topo con este poema escrito por Gerardo Cárdenas, poeta, dramaturgo y periodista mexicano que radica en Chicago. La imagen de los versos es tremenda, con reminiscencias kafkianas y un filo de humor que corta la risa. Ahí estoy. Estamos. Sólo cucarachas en manos de dos niños aburridos.
Esta brutalidad de poema de Cárdenas forma parte de su reciente libro Silencio del tiempo (Abismos). De verdad, háganse un favor y léanlo.
Job
El destino de Job
Ser
una cucaracha
que dos niños aburidos
mutilan
pata por pata; le quitan
una antena y ríen.
La dejan que se agite
boca arriba
para que otros vengan
la escupan
la quemen con una lente
Al final
uno de los niños
vendrá a recordarle
que no es más que un insecto:
la cucaracha se macera
en lágrimas
y pide abundancia
para sus torturadores.
Vía de santidad.
Un comentario en “#MiércolesDePoesía La cucaracha que soy. Que he sido.”