
La poesía, ese territorio de lo que no es. Mejor: ese territorio de lo que no era y, a partir de las palabras, ya es. Quien escribe crea algo que no existía, le da consistencia material, deja caer un aliento cálido sobre esas letras y de pronto cobran existencia plena. SON. Escribir se parece tanto a jugar.
El nuevo libro del poeta uruguayo Gustavo Wojciechowski «Maca» alude a ese vértice casi alquímico. Además de la narrativa poderosa de cada poema, Ni siquiera (publicado por Editorial Yaugurú) amasa tipografías, músicas. El conjunto es una suerte de paisaje material bien articulado, trazado por la mano de Maca, niño jugador de letras y diseños y acentos: un poema invita a ver el mundo desde una cima, más adelante aparece un valle, luego un pequeño barranco, para volver a la horizontalidad sorpresiva y volver a empezar. Todo esto, sólido y sugerentísimo, no existía antes de Ni siquiera.
Este poema es de mis favoritos. Crea palabras tan lindas como «maldororamente» y «manicomiado», salta por aquí y por allá, alude al hormigueo de posibilidades de una vida, se regodea en los varios sentidos de «valla / vaya» y pone el foco en los caminos que se abren y bifurcan.
Al #MiércolesDePoesía le sale una sonrisa bien grande de tenerlo en casa.
«La puta madre»
«yo quería ser un peleador
regir maldororamente
tener la impávida mirada del más Arturo iluminado
aullar como beatnik aullar
ser un manicomiado por un rato un rufián
ponerle antiparras a la poesía
valla que si me hubiera gustado
tener los nudillos siempre sangrantes
de las generaciones precedentes
estar antes que el futuro
sacándole la lengua a los que vengan
que las revoluciones regurgiten en mi garganta
estar en contra de estar a favor de estar en contra
aunque me rompieran la narizota
¿acaso seré un buen tipo?
a uno siempre lo hormiguea
el otro que no es»
Uff. cosas curiosas, ya el nombre «Maca» del poeta «Wojciechowski» es lo más explícito que pueda existir o se pueda crear en esa alquímica que dice tu texto: «El nuevo libro del poeta uruguayo Gustavo Wojciechowski “Maca” alude a ese vértice casi alquímico» . Algo me dice desde mi experiencia que Wojciechowski es un elemento raro que al hablar se transforma en una maca, esa hamaca que usamos en las Costas del Caribe y no sé donde más, para colgarla y mamarle gallo a la vida entre lecturas, guitarra y ruido, y el acto más sagrado de todos, hacer el amor, como dicen. Aquí es un amorío de palabras.
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Según me enteré, «maca» es una planta uruguaya de color amarillo. Como el poeta es muy rubio, le decían así de chico y se le quedó. Sin embargo, la interpretación que tú le das es más poética porque sí, varios poemas suyos son hamacas plenas.
Un abrazote para ti.
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Poema juguetón para sacarle el gusto en una lectura, y en dos y en tres, al son de la música que se le disfruta, sonrisa en boca. Gracias por los descubrimientos otoñales que nos animan a entrar en el frío con otra alegría. Besos siempre.
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El poema tiene música, sin duda, tiene un duende interno, un no sé qué riquísimo. Qué alegría que lo disfrutes por allá tanto como lo disfrutamos por acá.
Abrazos y besos muchos.
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Me encantó este libro de Maca. Me atrapó mucho el juego que se va dando desde el principio y a lo largo de todo el recorrido por los poemas, con algunos versos que me dejé bien guardados. Y también es hermoso por fuera, como para completarlo.
¡Muchos besos desde acá!
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Es precioso por dentro y por fuera, en forma y en fondo. Me encanta que coincidamos, otra vez, Joa.
Abrazotes.
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También me encantan esas coincidencias. ¡Abrazotes de vuelta!
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