
Es día de versos. Y no cualquier día de versos. Hoy comparto uno de mis poemas favoritos en la vida, uno de los que mejor captan lo evanescente del deseo, lo brutal de sentirse gobernado por las ganas de conocer a alguien que pasa junto a nosotros, que no se da cuenta de la tempestad que se nos arma por dentro. Es, claro, del chileno Gonzalo Rojas.
Y también es un #MiércolesDePoesía singular, porque con este posteo pongo una pausa temporal a varios años de compartir versos de forma semanal. Sucede que la vida me lleva por nuevos derroteros (me hago las ilusiones de que yo la llevo a ella, ténganme piedad): el asunto es que mi tiempo libre se verá muy reducido. Como me será difícil cumplir con este compromiso de cada semana, prefiero avisarlo desde ya.
Muchas gracias por la lealtad de años: ustedes, lectores y comentadores, son lo mejor de este blog. Seguramente nos volveremos a encontrar por ahí.
Salud. Muchos saludes por ustedes, por Rojas, por los provocantes que andan las calles sin enterarse de nada, por la poesía.
A esa que va pasando ahí
“Religo lo religioso de tus piernas a la sabiduría
alta de respirarte, mi aleteante,
a ti
te lo dice la nariz que soy, mi
cartílago casi,
la costilla que alguna vez, el hueso
que seremos si somos”.
Gonzalo Rojas, “A esa que va pasando ahí”, Las hermosas, Madrid, 1999, Poesía Hiperión, 190