«Asesina a sus hijos y se suicida»: lo que dice la literatura


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Esta mañana leo en las noticias que una mujer en Denver, Estados Unidos, mató a tiros a sus hijos (de seis y dos años), hirió de gravedad a otro y se suicidó. Me pregunto cuántas cosas tienen que pasar por la mente y las emociones de una persona para llegar a algo tan brutal.

Tratando de entender recuerdo Satanás, novela del colombiano Mario Mendoza (Seix Barral). En ella, un hombre narra su historia: se queda sin trabajo, busca y busca pero pasan los meses sin que encuentre ni un puesto temporal, nada. Pierde el departamento, los muebles, la ropa, los electrodomésticos. Con sus hijas y esposa se va a vivir con los padres de la mujer pero al poco ambos suegros mueren «porque ya no nos aguantaba(n)». Viene el hambre, la anemia, la desnutrición, la falta de sueño. La esposa dice que no quiere que sus hijas mueran de hambre y se va a mendigar, «a recoger del suelo frutas podridas». Luego el personaje confiesa: «He llegado al límite […] Quiero liberar a mi mujer y a mis hijas del sufrimiento, no quiero más dolor para ellas […] Quiero matarlas. Las veo todo el tiempo manchadas de sangre, acuchilladas por mi mano. He llegado a pasearme en las horas de la noche por la casa, temblando, afiebrado, invadido por las ganas de matar […] Quiero asesinarlas, pero por amor, porque no quiero que sigan sufriendo de esta manera. Necesito ayudarlas, liberarlas de este horror».

Más adelante dice el narrador: «Hay dos posiciones frente a esto: una es decir que el tipo está loco, que es un psicópata, que tiene problemas mentales y resentimientos que lo convierten en un trastornado con tendencias homicidas. Si uno piensa así, queda tranquilo, con la conciencia en paz, y señala con el dedo al individuo y dice: ‘Esta persona no es como nosotros, los normales, pobrecito’. Esa posición me parece cómoda y fácil, no hay que hacer un gran esfuerzo ni pensar mucho […] La otra posición es aceptar que gente común y corriente es lanzada a situaciones extremas y delirantes como consecuencia del ritmo de vida que estamos viviendo […]  Si pensamos de esta manera, la responsabilidad de esos delitos es nuestra, de todos, pues estamos construyendo un monstruo que va a terminar tragándonos y destruyéndonos».

Coincido: es fácil alzar el dedo flamígero y condenar sin más a la homicida/suicida, pero la literatura ayuda a poner en perspectiva las visiones simplistas. ¿Qué parte de responsabilidad comparte la sociedad/compartimos todos en un desenlace así? No tengo la respuesta. Y aunque también desconozco el contexto, estoy segura de que esa mujer vivió su infierno muy particular antes de entrar al infierno oficial.

http://www.eluniversal.com.mx/internacional/81289.html

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

6 comentarios sobre “«Asesina a sus hijos y se suicida»: lo que dice la literatura

  1. Exacto, la vida esta tan llena de contrastes que al no comparar las visiones ajenas vivimos engañados en que nuestra perspectiva es única e irrefutable, cuando en realidad solo es un matiz de blancos y negros que hay en esta vida.
    La literatura, como bien dices, es una manera de conocer distintas perspectivas, abrir nuestra mente y ayudar a «ponernos en los zapatos ajenos» para poder comprender mejor situaciones tan drásticas como la que mencionas.

    Son infinidad de aspectos a analizar en una nota como la que mencionas al inicio, sin embargo debemos entender eso antes de juzgar con la crueldad que solo caracteriza al hombre. Excelente entrada.

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    1. Ese es justo el punto: la literatura nos permite «meternos en el incendio que sucede en la piel de otros», según una cita del autor mexicano José Gordon, es decir, nos saca de nuestras opiniones unívocas, sencillas, incuestionables. Gracias por tu comentario, me alegra saber que somos varios locos por ahí pensando lo mismo.
      Saludos

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  2. Sincronía: en el preciso instante en que comienzo a leer el texto comienza a sonar Invitation to a suicide, de John Zorn. Fue el «soundtrack» perfecto para la lectura.

    Entrando en tema: lamentablemente no sabemos qué es lo que pasó por la mente de esta mujer, por lo tanto estamos como con el gato de Schrödinger: puede haber sido una loca como una mujer desesperada.

    (pausa para pensar en el tema)

    Estamos más que de acuerdo en el punto central del post (erróneamente he ido de lo secundario a lo central): juzgar es fácil demasiado fácil; tan así es que es el deporte favorito del 98% de la población. Y la literatura sirve (aunque su función primordial no es utilitaria) para evadir a las visiones simplistas. Razón de más para promoverla desde la más tierna infancia.

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    1. No conozco ni la canción ni el cantante que comentas así que ya la busqué y la puse de música de fondo mientras escribo esto (por cierto, qué buena está). Y sí, aunque la función de la literatura no es «servir», al final del día transforma la visión y eso tiene consecuencias positivas.

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      1. Digamos que la literatura no tiene una función «específica», pero como bien sabemos sirve para infinidad de asuntos, todos ellos, además, buenos. fíjate que hasta sirve como amante (unisex).

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