Caminando por la calles de la capital colombiana, ciudad linda y llena de gente sonriente a más no poder, también encuentro pintas de protesta. Algunas son de sabor crudo, otras cargadas de humor, como la que está arriba de este post, en la pared de una iglesia. Una a la que me fue imposible tomarle foto resume el sentir de la América Latina: «las paredes gritan cuando los medios mienten».
La última frase es épica.
Saludos, Danioska.
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Saludos, querida
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Las pintadas callejeras tenían mi aprobación cuando eran creativas (como son los casos que ilustran el post) pero ya no. Ahora han ido degenerando en una mera costumbre de ensuciar fachadas de edificios con signos que nada significan o que sólo encuentran significado en las diferentes «tribus» de «graffitteadores». Como suele ocurrir, de una buena idea sólo queda la anécdota.
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Yo misma no entiendo esa lógica del graffiti pero creo que alguna función tiene como desfogue de tribus urbanas que de esa manera «se apropian» de una ciudad que en general les es hostil. Dicho eso, coincido contigo en que prefiero por mucho este tipo de expresiones «inteligibles» y encima, creativas.
Abrazo
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