1915. Una banda de ladrones tiene asolada a la Ciudad de México, que acaba de padecer la lucha revolucionaria. Un inspector de policía sigue a los maleantes hasta que los atrapa y los hace «expiar sus crímenes». Basada en estos hechos reales, en 1919 se estrenó en la capital El automóvil gris, película silente más destacada del cine mexicano. Fue, según leo, la primera vez que sucesos inmediatos se vieron en pantalla, con elementos cercanos al documental:
1. los sitios donde se desarrolla la cinta son los mismos donde ocurrieron los eventos;
2. el personaje del inspector Cabrera lo interpretó el mismo Juan Manuel Cabrera;
3. el fusilamiento de los ladrones, filmado por el propio director en 1915, es real.
Ayer vi la película en el Teatro de la Ciudad, en un espectáculo que incluyó la narración de una actriz japonesa, una actriz francesa y un pianista mexicano (si bien de origen interesante, el experimento me pareció desbordado). Ver por primera vez la cinta fue fantástico: la ciudad semivacía, somnolienta, y los capitalinos de sombrero, bastón y faldas largas me resultan muy ajenos. Sin embargo, la historia es dolorosamente cercana: con uniformes militares, los maleantes se dedican a saquear a la población. Ay, el arte con su capacidad de fascinar mientras toca botones que duelen.
Me quedo con la verdad de la última oración. Y qué bueno que se sigan recuperando esas cintas y que se les dedique el tiempo y el dinero necesario para su conservación. No sólo de pan vive el hombre.
Cariños.
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Es una experiencia fascinante ver cine antiguo. Lo disfruté una barbaridad, querido, porque dices bien: «no sólo de pan…».
Abrazo
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