De raza negra y dientes impecables, John nos transporta en su taxi por Cartagena de Indias. Dice haber sido suertudo con pasajeros mexicanos y tener en casa una pared cubierta por más de 40 banderas de países de donde ha tenido clientes. «Claro, ahí está Mexico, no con una sino con varias banderas». No sé si repita el discurso con cada nacionalidad pero me hace gracia.
Luego la conversación deriva a los insultos locales: «El más fuerte en Barranquilla y Medellín es ‘hijo de la puta de tu madre’. En cambio a los cartageneros se nos resbala porque tenemos tres madres: una de caucho, una de madera y la verdadera. Para llegar a ésa, el insulto tiene que pasar primero por las otras dos». Admirable, la practicidad costeña.
¡Fantástica filosofía práctica!
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Los taxistas suelen ser profundos pensadores y éste no es la excepción. Abrazo
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Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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Jajaja yo limitaría el insulto a «la puta que te parió» para no entrar en debate y llegar a un acuerdo insultador-insultado más rápido. Lo de las banderas parece el inicio de una historia como argumento inicial de una novela escrita en español por algún autor Alfaguara contemporáneo jajaja
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Seguro que el taxista no tiene objeción en que uses sus banderas para publicar en Alfaguara, así que ponte a ello…
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Me estás dando ideas Danioska! Pero no me siento seguro todavía, hay una falta de confianza parásita en mi interior que no logro erradicar y sigo sin encontrar antídoto; alguna cura?
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Si te esperas a que pase, no vas a hacerlo nunca. Empieza ya y no pienses, sólo escribe.
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Lo haré! Sólo espero contar con tu revisión una vez lo termine.
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=)
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Genial. Me recuerda el refrán: » no ofende quién quiere sino quien puede…», un saludo.
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Nunca había oído ese refrán pero es sabio, como suele serlo la voz popular.
Saludos…
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:)))
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¡Muy buena filosofía!
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Y dicha con una sonrisa de oreja a oreja, que enmarca dientes blanquísimos, se vuelve casi guía de vida.
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Ya lo creo que sí!
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Pues los taxistas suelen ser «profundos pensadores», como dices en un comentario, excepto en Buenos Aires, donde sólo parecen tener tres o cuatro frases que repiten una y otra vez. Y todas negativas, además.
Ése que te ha tocado en suerte (y ojalá sean todos así por allí) debería dar clases a sus compañeros de tareas de por aquí.
Cariños y buena entrada.
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No sé si los taxistas argentinos sean para tanto como dices, pero ahora caigo en la cuenta de que, en efecto, no me han dado material para ningún post. En fin, hay de todo por ahí, pero yo parezco tener radar para taxistas interesantes…
Abrazo
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yo adoro a los taxistas, pienso que son la madre (o padre) de todas las historias, pues todo lo saben
besos querida
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En general yo también he tenido estupendas conversaciones con taxistas, sabios motorizados.
Abrazo
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