Anoche vi la película El mejor postor (The Best Offer), del italiano Giuseppe Tornatore, director de Cinema Paradiso. Tiene una soberbia música de Ennio Morricone y la actuación protagónica de Geoffrey Rush, que crece cada vez más en su piel. No daré ningún spoiler (comentario-que-revela-el-final), sólo apunto la redundancia de que es una obra de arte que trata sobre obras de arte, subastas y falsificaciones, pero va más allá. La película funciona en varios niveles, tiene buenas actuaciones (entre ellas, la de Donald Sutherland), suspenso, ritmo, profundidad psicológica, emoción.
Me quedo con esta joya de diálogo entre Billy (Sutherland) y Virgil (Rush), que traduzco libremente del original:
«Billy: —Las emociones son como las obras de arte. Pueden ser imitadas, parecer originales pero ser falsificaciones.
Virgil: —Falsificaciones.
Billy: —Todo puede ser falso, Virgil: la alegría, el dolor, el odio, la enfermedad, la salud… incluso el amor».
Y sí, me deja pensando que todo se puede fingir. Como en la pintura y la escultura, también en las emociones hay expertos falsificadores, maestros en hacer pasar una copia por el original. Sin fomentar la paranoia, más me vale estar alerta y, eso sí, aquilatar las obras originales que tengo la suerte de poseer.


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En el único asunto en el que tenemos diferencias estéticas es en la música D.; así que, tal como intento hacer con los libros, tomaré nota de esta película. Por fortuna será más fácil de conseguir que algunos volúmenes.
Abrazo.
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Sin duda. Ahora mismo está en cartelera en México, así que supongo que no tendrás problema en conseguirla. Es algo así como una Hitchcock con más alma…
Abrazo
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Y lo creo, principalmente algunas emociones pueden ser falsificada.
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Qué cosa terrible, pero sí. Debería contar como fraude a la nación y ameritar cárcel…
Saludos
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Deberían dar una condena penal pero que se va hacer así es la vida y de una u otra forma debemos aprender a ver que, cuando mas bien nos portemos, mas mal nos trataran…
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No sé, lo cierto es que cuando nos abrimos a otros estamos más expuestos a lo malo pero también a lo bueno, a que nos traicionen o decepcionen pero también a que nos amen y nos hagan sentir valiosos. Es un riesgo implícito en vivir.
Un abrazo
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espero que nadie sufra de esas falsificaciones
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Creo que tarde o temprano todos las padecemos, querido. Me basta con saber que no hago colección de ellas…
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