Reporte desde el paraíso de la desesperanza

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Sigo sin poder pasarme el trago que se llama Malcolm Lowry, que es su novela Under The Volcano. La figura del Cónsul, borracho durante tres cuartas partes del libro, me desarma. No conozco otra obra artística que de este modo me ponga en los zapatos del abatimiento, de la agonía y la soledad, pero también del consuelo y la compañía que significa una botella de alcohol, todo al mismo tiempo.

Que revele cómo una copa tras otra tienen la capacidad dar textura a los demonios que nos rodean y nos ocupan, «lo que están en posesión».

Que muestre cómo una cantina es el verdadero paraíso de la desesperanza, donde el alcohólico finge esperar ayuda, cualquier tipo de ayuda, pero en realidad no la quiere.

De cómo ahí le hablan, implacables, las voces internas, estranguladas de poesía: «Why am I here, says the silence, what have I done, echoes the emptiness, why have I ruined myself in this wilful manner, chuckles the money in the till, why have I been brought so low, wheedles the thoroughfare […]». (Capítulo 12) (¿Por qué estoy aquí? dice el silencio, ¿qué he hecho? repite el eco de la vacuidad, ¿por qué me he arruinado de esta manera deliberada? dice, riendo entre dientes, el dinero en la gaveta, ¿cómo he podido caer tan bajo? murmura la avenida […]». Traducción de Raúl Ortiz y Ortiz para Editorial Era).

Aunque bebo poco y, para mí, decir borrachera es sinónimo de fiesta, de amigos y de pasarla bien cada varios meses, el alcohol ha golpeado a mi familia y a seres entrañables. No puedo, por eso, poner distancia de este bosque de símbolos. Me toca demasiado cerca, carajo.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

14 comentarios sobre “Reporte desde el paraíso de la desesperanza

  1. Bajo el volcán es una de esas novelas tan ricas y complejas que cada uno la siente en una parte diferente del cuerpo. Lo que tú destacas, Julia, no es un punto menor, claro está; tanto en la novela como en la vida de quienes hemos sufrido esta enfermedad o condición en alguien cercano.

    Abrazo.

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      1. Acabo de terminar por tercera vez Cien años de soledad, libro que uno debe leer una vez por década, al menos. De Bajo el volcán, ahora, a la distancia, recuerdo la soledad. Hay un escena que me eriza la piel (aquella en que el hermano del Cónsul llega en auto y la ve a ella regando las flores en la terraza). Veré si la encuentro y, más que nada, si encuentro un volumen económico para volver a leerlo (espero que ahora se entienda la referencia a Cien años de soledad).

        Abrazo.

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