
Ando en plan de disfrute grosero de la vida, así que este día de versos lo dedico a uno de mis poemas favoritos desde hace tiempo: «Lamentación de Dido», de Rosario Castellanos.
La escritora mexicana lo construyó en torno al personaje mitológico de Dido, reina de Cartago que se pierde por el troyano Eneas, quien luego de un tiempo de amores correspondidos dedice abandonarla para seguir su viaje. «Destrenzada y frenética», Dido corre por la playa mientras trata de convencer al extranjero de quedarse, pero fracasa. Levanta entonces una hoguera para quemar las posesiones que él dejó y ahí se suicida con el puñal del propio Eneas (lo cuenta Virgilio en la Eneida y una de las Heroidas de Ovidio es, justamente, la de Dido a Eneas).
Bueno, pues en este portentoso poema portentoso, Castellanos le pone voz a Dido, a la insensatez de quien ama hasta traspasar fronteras, contra toda lógica y decoro. Y aunque el mundo se vuelva un rato perfecto, aunque incluso toque melodías con «flauta de pastor», el amante siempre quiere más. Tanto el poema como la imagen que ilustra esta entrada son testimonio de la sensualidad y la tragedia de esta historia brutal.
Me fascina el ritmo de los versos en prosa y la sorpresa de esta imagen: quien ama, lo hace igual que amaría una raíz. Qué cosa.
«[…] —La mujer es la que permanece; rama de sauce que llora en las orillas de los ríos—.
Y yo amé a aquel Eneas, a aquel hombre de promesa
jurada ante otros dioses.
Lo amé con mi ceguera de raíz, con mi soterramiento
de raíz, con mi lenta fidelidad de raíz.
No, no era la juventud. Era su mirada lo que así me
cubría de florecimientos repentinos. Entonces yo
fui capaz de poner la palma de mi mano, en signo
de alianza, sobre la frente de la tierra. Y vi
acercarse a mí, amistadas, las especies hostiles. Y
vi también reducirse a número los astros. Y oí que
el mundo tocaba su flauta de pastor.
Pero esto no era suficiente. Y yo cubrí mi rostro con la
máscara nocturna del amante.
Ah, los que aman apuran tósigos mortales. Y el
veneno enardeciendo su sangre, nublando sus ojos,
trastornando su juicio, los conduce a cometer actos
desatentados; a menospreciar aquello que tuvieron
en más estima […]».
Es estupenda Rosario y con tu entrada aderezas el gusto por releerla, yo me tendré que conseguir de nuevo su antología de poesía pues ya van varias que obsequio 😃 Abrazos.
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Este poema me parece la máxima muestra de poesía de Castellanos. Es insuperable. Te mando un abrazo fuerte.
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Comentar a Rosario después que lo ha hecho Usted me parece amén de innecesario, inoportuno así me decanto por la musica del divino Purcell para rizar el rizo del estrujamiento que la pRObe reina siempre me causara.
https://goo.gl/YWuMjt
When I am laid, am laid in earth, may my wrongs create
No trouble, no trouble in, in thy breast.
When I am laid, am laid in earth, may my wrongs create
No trouble, no trouble in, in thy breast.
Remember me, remember me, but ah!
Forget my fate.
Remember me, but ah!
Forget my fate.
Remember me, remember me, but ah!
Forget my fate.
Remember me, but ah!
Forget my fate.
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Uy, qué lujo de compartancia la suya, mi señor. Desmedidas gracias. Hace unos meses oí esto de Purcell como diez veces el mismo día. Estaba traduciendo un poema en inglés que se titula «Dido y Eneas, según Purcell» y me pareció el mejor contexto. Bendita mano de usted, que hoy lo trae de vuelta a mi casa.
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Bellísimo poema. Me recuerda mucho a una amiga cercana que amo a alguien tal y como lo dice los versos de Rosario Castellanos. Gracias por publicarlo.
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Según las buenas conciencias y las buenas familias, yo debería comentar «Qué pena, lo de tu amiga», pero como soy una inconsciente e irresponsable más bien digo: «Qué suerte, la de tu amiga, de amar así». Y lo creo de verdad.
Gracias por pasar y comentar.
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El amor es ciego….dicen, y debe de ser verdad. El amor, cualquiera, no ve más allá del objeto amado. Sólo cuando a uno se le permite la distancia es capaz de cierta objetividad subjetiva. Amar es, en cierto modo, abandonarse. Qué rico el amor así cuando uno es correspondido, pero cuando llega el desamor….De todos modos yo amo así, como tú, sin paracaídas….amar es el único modo de sentirme viva. Besos amorosos, mi Niña linda.
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Dice el escritor español Adolfo García Ortega: “Los que se aman, cuando se aman, no se ven como son en realidad. El amor es un espejo deformante”. Y sí, es una insensatez, una irresponsabilidad amar a tope, pero también es un lujo. Debemos haber sido hermanas por allá del siglo XII, mi Li. Salud por eso.
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Seguro! Salud por eso y por tantas cosas compartidas.
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Ya nos debemos muchos saludes en vivo.
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