Son millones pero minúsculas. Las mariposas Monarca, lígerísimas hojas menores que mi mano, vuelan al rayo del sol o cuando el viento las agita. Me impresiona oír su aleteo multiplicado, sutil y vigoroso, magnífico. La emoción sube por los pies y se me agua en los ojos de verlas ahí, haciendo que las ramas cuelguen pesadas o estallandoSigue leyendo «El poderoso batir de un aleteo»