«[…] mentir es de gente de razón y lo hacemos generosamente y a diestra y siniestra, pero a nadie —ni a Dios, que está ahí para ser ofendido casi por lo que sea— se le miente con tanto garbo como a uno mismo». Esta verdad como un templo, expresión de mi queridísimo Triste Sina, es un fragmento deSigue leyendo «Ni a Dios le miento tanto»