Cenas un sándwich mientras la araña esbelta sube el muro de la cocina. La observas y agradeces su mutismo mustio. Te deja regresar al cuerpo, a tus sonidos: la respiración, los dientes que trituran, el borborigmo, los latidos. Tu voz, si te apetece. No te apetece. La lluvia en los charcos del patio. El restoSigue leyendo «SIENTES NOSTALGIAS DE ESTAR UN POCO CONTIGO»