La verdadera felicidad tiene que ver con los mangos de manila

Imagen 11«Ser feliz es muy fácil. Cuando es temporada de mangos de manila, te comes por lo menos uno al día (sin limón, sin chile piquín). Los mangos no deben tener en su cáscara manchitas negras, no deben estar verdes ni demasiado maduros. Es mejor si no son transgénicos. De preferencia quítales la cáscara con los dientes y no uses trinches. Es importante que el jugo no escurra entre los dedos más de lo normal. Trata de comerlos hasta que el hueso tenga una coloración blanca. Permanece con las fibras entre los dientes al menos por hora y media. No tires la piel a la basura. Sepárala y sácala al sol. Después tritúrala y cuando esté reducida a polvo, guárdalo en una urna, para que cuando mueras te entierren con ella. Pide a tus seres queridos que si te incineran rellenen tu boca con el polvo de mango de manila antes de quemarte. Es aconsejable que cuando no haya mangos de manila, no pienses demasiado en ello». -Alejandro Magallanes, ¿Con qué rima tima? (Editorial Almadía)

Suscribo esta definición terminante de felicidad dada por Magallanes, notable ilustrador mexicano que coquetea con la poesía cuando está de vena (tanto él como la poesía), lo cual se ve que ocurre seguido. Está incluida en un genial volumen ilustrado que publica Almadía, editorial oaxaqueña que se atreve a hacer lo que los grandes grupos ven como locura y que los lectores aplaudimos hasta que las manos se nos ponen rojas.

PD Nota para los lectores no-mexicanos de este blog: sé que es prerrogativa de cada país llamar a una fruta como le venga en gana. Aquí decidimos nombrar «de Manila» al mango de la foto, supuestamente llegado de allá hace siglos. Hoy ya no viene de tan lejos, pero no importa: por cariño le conservamos el apellido.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

4 comentarios sobre “La verdadera felicidad tiene que ver con los mangos de manila

  1. El mango (en España lamentablemente no tiene apellido) está delicioso. Es uno de los sabores más deseables que conozco. Sin embargo, esos hilillos que se quedan entre los dientes a mí me producen de todo menos placer… En cambio la chirimoya… ay, la chirimoya…

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    1. Las fibras del mango pueden ser molestas, pero se evitan partiendo el mango y no te pierdes su disfrute. En cuanto a la chirimoya, es una delicia, sí. De hecho, soy una glotona de frutas, hasta ahora no conozco una que me disguste…
      Abrazo

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