17 comienzos (muy) memorables de libros

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Agradezco infinitamente invitaciones así, como la planteada hoy por Javier Martínez Staines en su blog http://detintasomos.com   Comenta que en las librerías, para decidirse por algún volumen, suele leer el primer párrafo. Si lo atrapa, el libro es suyo. Entonces comparte varios comienzos impecables de novelas que se le volvieron muy queridas (en esta primera entrega se limita a autores en lengua extranjera pero promete un segundo post con hispanoamericanos) y nos pide a los lectores de su blog aportar los nuestros. Imposible resistir una propuesta así de indecorosa, de modo que acudo a mis libreros y voy revisando los párrafos iniciales de novelas extranjeras que me han marcado. Aquí, las primeras líneas más destacadas:

  1. «Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo. Lee. Ta. She was Lo, plain Lo, in the morning, standing four feet ten in one sock. She was Lola in slacks. She was Dolly at school. She was Dolores on the dotted line. But in my arms she was always Lolita». (Vladimir Nabokov, Lolita)
  2. «¡Qué presentes siguen en mi memoria los primeros instantes de mi vocación de bufón! Tenía diecisiete años y estaba pasando un mes de agosto más bien deprimente en un club all inclusive en Turquía; por otra parte, fue la última vez que tuve que ir de vacaciones con mis padres». (Michel Houellebecq, La posibilidad de una isla, traducción: Encarna Castrejón)
  3. «Sur ce sentiment inconnu dont l’ennui, la douceur m’obsèdent, j’hésite à apposer le nom, le beau nom grave de tristesse. C’est un sentiment si complet, si égoïste que j’en ai presque honte alors que la tristesse m’a toujours paru honorable». (Françoise Sagan, Bonjour tristesse)
  4. «First she was just a figure moving toward me in the distance, among a great many others doing the same thing. A second later she was a girl. Then she became a pretty girl, exquisitely dressed. Next a responsive girl, whose eyes said: «Are you lonely?», whose shadow of a smile said, «Then speak». And by that time we had reached and were almost passing one another. Our glances seemed to strike a spark between us in midair». (Cornell Woolrich, Manhattan Love Song)
  5.  «Floria Emilia saluda a Aurelio Agustín, obispo de Hipona: Me resulta curioso el saludarte con estos términos. Hace tiempo habría escrito sencillamente ‘a mi pequeño y divertido Aurelio’. Pero han pasado más de diez años desde que por última vez me estrechaste entre tus brazos; mucho ha cambiado desde entonces». (Jostein Gaarder, Vita Brevis, traducción: Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo)
  6. «The story had held us, round the fire, sufficiently breathless, but except the obvious remark that it was gruesome, as, on Christmas Eve in an old house, a strange tale should essentially be, I remember no comment uttered till somebody happened to say that it was the only case he had met in which such a visitation had fallen on a child. The case, I may mention, was that of an apparition in just such an old house as had gathered us for the occasion…». (Henry James, The Turn of the Screw)
  7.  «Este libro está dirigido a los hombres jóvenes y dedicado a las mujeres maduras, y la relación entre unos y otras es mi propuesta». (Stephen Vizinczey, En brazos de la mujer madura, traducción: András Vajda)
  8.  «Alguien debía haber hablado mal de Josef K., puesto que, sin que hubiera hecho nada malo, una mañana lo arrestaron.» (Franz Kafka, El proceso, traducción: Isabel Hernández)
  9. «Have you ever seen a woman die? I hope you never have to, never do. I mean in violence, at your own hands. It isn’t a good thing to see. When you see a man die, you see only yourself; not someone apart whom you once knelt to in your heart and offered up your love to. Revered and dwelt on in your reveries. Or if not, some other man did». (Cornell Woolrich, Tonight, Somewhere in New York)
  10. «Vivo en la Villa Borghese. No hay ni pizca de suciedad en ningún sitio, ni una silla fuera de lugar. Aquí estamos todos solos y estamos muertos». (Henry Miller, Trópico de Cáncer)
  11.  «Me acuerdo de la primera vez que me mandaron una carta en uno de esos sobres donde decía ‘Devolver a los cinco días a’ y de que pensaba que a los cinco días tenía que devolver la carta. Me acuerdo del gustillo que me daba trastear en los cajones de mis padres en busca de condones (marca Peacock). Me acuerdo de cuando el polio era la cosa más terrible del mundo». (Joe Brainard, Me acuerdo, traducción: Julia Osuna Aguilar)
  12.  «Aujourd’hui, maman est morte. Ou peut-être hier, je ne sais pas. J’ai reçu un télégramme de l’asile: ‘Mère décédée. Enterrement demain. Sentiments distingués’. Cela ne veut dire rien. C’était peut-être hier». (Albert Camus, L’étranger)
  13. «Era un placer quemar. Era un placer especial ver cosas devoradas, ver cosas ennegrecidas y cambiadas. Empuñando la embocadura de bronce, esgrimiendo la gran pitón que escupía un kerosene venenoso sobre el mundo, sintió que la sangre le golpeaba las sienes y que las manos, como las de un sorprendente director que ejecuta las sinfonías del fuego y los incendios, revelaban los harapos y las ruinas carbonizadas de la historia». (Ray Bradbury, Fahrenheit 451, traducción: Francisco Abelenda)
  14. «Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto». (Franz Kafka, La metamorfosis, traducción: Jorge Luis Borges, ¿o no?)
  15. «All children, except one, grow up. The soon know that they will grow up, and the way Wendy knew was this. One day when she was two years old she was playing in the garden, and she plucked another flower and ran with it to her mother. I suppose she must have looked rather delightful, for Mrs. Darling put her hand to her heart and cried, «Oh, why can’t you remain like this for ever!». (James Matthew Barrie, Peter Pan)
  16. «Quand je prenais possession de la table, c’était en monarque. Nous étions les rois, les soleils de ces quelques heures de festin qui décideraient de leur avenir, qui dessineraient l’horizon, tragiquement proche ou délicieusement lointain et radieux, de leur espoirs de chefs…» (Muriel Barbery, Une gourmandise)
  17.  «Tengo cien años. Un siglo de vida es una eternidad y, después de que uno la ha vivido, es un pensamiento fugitivo donde todo, los comienzos, la conciencia, la invención y el fracaso, se reúne en una experiencia fuera del tiempo. Llevo el duelo de un mundo y de todos aquellos que lo poblaron. Soy el único sobreviviente». (Michel Rio, Merlín, traducción: Una Pérez Ruiz)

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Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

5 comentarios sobre “17 comienzos (muy) memorables de libros

  1. Pues es como para no creer… ¿Me creerás si te lo digo? A veces tengo que contener o modificar mi comentario porque temo que me consideres un farsante. Pero esa es una costumbre inevitable, hasta el punto de que alguna vez hice un chiste (o cartón o cartoon) sobre uno de los comienzos que más me han gustado (esto también lo recordé cuando me comentaste sobre I Love Books).
    El principio es el siguiente: «muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el Coronel Aureliano Buendía recordaría aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo» (cito de memoria, puede haber alguna pequeña diferencia).
    Pero me fui por las ramas. Lo que iba a decirte es que hoy compré un volumen que contiene las tres novelas completas y la primera parte de una novela inconclusa de C.E.Feiling, un autor argentino que falleció muy joven y sólo publicó esos libros (más uno de poesía). Lo primero que hice fue sentarme en la plaza y leer los tres principios (los cuales no me gustaron demasiado). De todos modos, leeré esas novelas, ya que han recibido muy buenas críticas.
    Otro principio que me gusta, pero cuyo autor es olvidable, dice así: «Cuando me dieron la noticia, de inmediato recordé las primeras palabras de Trópico de Cáncer y las últimas del Génesis 3:19, la constelación de Orión y su objetivo (ubicándome a mí mismo en la piel del León); las palabras que los gladiadores pronunciaban frente al César, el cuadro de Goya Saturno devorando a sus hijos, y la fábula de la rana y del escorpión (ubicándome alternativamente en uno y otro lugar e importándome muy poco ser cualquiera de ellos). Todo se volvió negro y comencé a actuar en consecuencia».
    Y si valen cuantos, sumo el principio de El Aleph, de Borges.
    Magnífico post, Danioska. La lista de citas es fantástica.

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  2. Insuperable sin duda el inicio de Cien años de soledad. No lo cité porque se trataba de novelas en lengua extranjera, pero quiero escribir el correspondiente post sobre textos en español. De entrada incluiría Cien años, algo de Borges y de Cortázar (¿Rayuela? ¿Axolótl?), Pedro Páramo (que al igual que tú cito de memoria, con el consiguiente riesgo de inexactitud: «Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo») y Mañana en la batalla piensa en mí, de Marías. Sobre esta última: no sé si en el primer párrafo pero al menos en las primeras dos páginas plantea una situación alucinante, en la que un tipo va a cenar a casa de su amante (cuyo marido está de viaje). El niño pequeño de la mujer está durmiendo en el cuarto de junto y de pronto la mujer se siente mal y cae muerta. Así, el hombre se ve atrapado, sin saber qué hacer: no puede irse porque sería dejar solo al niño con su madre muerta, no puede llamar al ahora viudo porque tendría que explicar quién es y qué hace ahí, etc. Pocos principios plantean tanta tensión en un par de páginas.
    No me dices quién es el autor del comienzo que citas, que es notable.

    Abrazo

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    1. ¿Cómo pude olvidarme de Marías? Mañana en la batalla… lo leí hace poco y es cierto que es un comienzo alucinante. También recuerdo el de Corazón tan blanco, con esa muchacha que se suicida… Debes incluir a Marías, sin duda. El principio de Pedro Páramo no me parece tan notable, aunque la novela en sí es perfecta. Si me lo permites te diré cuáles me agradan, sin obligación de compra. Por desgracia y, como ya sabes, no tengo mis libros conmigo, aunque en este tiempo ya he juntado una buena centena; creo que algo podré sacar de allí.

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