
Hace cerca de dos milenios hizo erupción el volcán Vesubio, que sepultó bajo gas y piedra la ciudad italiana de Pompeya. Plinio el Joven contó así lo ocurrido aquel 24 agosto del año 79: «Una nube negra y terrible, desgarrada por llamas serpenteantes de fuego, se abría en amplios destellos […] esa nube bajó hacia la tierra y cubrió el mar. Escuché los gemidos de las mujeres, los gritos de los jóvenes, el clamor de los hombres […]».
Sepultados bajo ceniza, muchos cuerpos se conservaron por siglos: entre los restos encontrados estaba una pareja, sorprendida por la erupción durante el acto sexual. Cuando mi amigo tuitero Enrique Gil me habló de ello pensé que, tantos siglos después, los gemidos de esos amantes todavía hacen eco. Quizá ella susurraba algo como esto…
«En la luz floja de la tarde/
la firmeza de tu cuerpo/
es mi dominio/
por fin./
Me desquito del dolor sosegado/
de la espera./
Boca abierta/
soy un ronquido animal/
que te devora/
nocivo./
Embrutecida de placer/
siento que ardo contigo/
que me abraso en este coito feroz/
en este retumbar de la tierra/
en este apagarse del sol/
que ya no puede tanto./
Herida en lo más hondo/
me muero/
te muero/
nos morimos./
Este mundo seguirá sin nosotros./
¿Para qué?//»

Her las poesia
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???
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Exacto… yo creo que hay gente que se deja la vida sobre el teclado (literalmente). Hace poco le sucedió a una muchacha, que expiró sobre el éxtasis de santa Teresa 😀
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Bueno, hay gustos para todo…
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Uh, recién ahora vi lo que escribí … Jaj … Lo que quise escribir fue : hermosa poesía … mi teclado anda mal, jaj.
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Ah, vaya, un abrazo!
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El fuego del Vesubio no pudo consumir el suyo, que dos mil años después arde en las pupilas de cada visitante de las ruinas de Pompeya.
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Gracias por la idea, querido amigo! Un abrazo fuerte
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Espectacular poema me enamore
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Gracias, saludos!
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Me ha encantado!! Precioso…
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Un abrazo!
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Morir así… no está mal. La pregunta del final de la poesía es algo egoísta. ¿Para qué? Pues para que otros vivan los mismos placeres que hemos tenido la suerte de sentir, al menos alguna vez, nosotros. De allí la importancia de vivir el ahora. Ya. Ése es un modo de evitar hacerse esa pregunta.
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Acaso los amantes están pensando en los demás al momento del clímax?
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¡Espero que no!
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La anécdota es emotiva, Eros ha vencido a Thánatos. El poema es hermoso, universal. A mí sí me gusta el final. Los amantes son más grandes que el mundo!
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Eso me parece… Un abrazo!!
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Lo único lamentable es que sólo lo vence unas pocas veces. A la larga Thánatos se sale con la suya. Vaya suerte la nuestra.
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Así es. Nos dirigimos al final definitivo como si ese final no existiera. Ahí está la grandeza del amor, desafía a la muerte a través del placer, de la felicidad, del bienestar. Es fuente inagotable de vida y quizá de sabiduría… Hemos aparecido en este mundo para vivir unos años en él, la mala suerte sería que el tiempo que nos toque, lo hiciéramos sin amor.
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Nos dirigimos al final como si no existiera porque, en efecto, el amor es eterno mientras dura. Aplaudo que lo sea.
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Es una forma de verlo. Otra es decir que conjura a la muerte hasta que se asimila con ella.
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«La tempestad de fuego nos sorprendió en el acto
de la fornicación.
No fuimos muertos por el río de la lava.
Nos ahogaron los gases. La ceniza
se convirtió en sudario. Nuestros cuerpos
continuaron unidos en la piedra:
Petrificado espasmo interminable». José Emilio Pacheco.
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Me gusta mucho el verso final: «Petrificado espasmo interminable». Ufffff…
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La luna era distinta hace un segundo
te iluminaba
entraba por la hendija como un sorbo.
Moriremos de amor amiga mía
presiento que un tropel desciende de las cumbres
siento su oleada tibia presionando mi espalda.
Moriremos de amor
todos los vientos llegan como una manotada
y yo cubro tu cuerpo lo incorporo
quiero aliviarme en ti.
Hace un segundo la luna era distinta
y no había ese susto en tu mirada.
Algo nos viene encima
ese sordo rumor es un presagio.
Cierra los ojos pronto amiga mía.
Es el amor que llega.
LOS AMANTES DE POMPEYA – Poema de Odette Alonso.
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Bellísimo de principio a fin. No conozco a la poeta pero estas líneas son una carta de presentación que vaya, me deja sin aliento…
Muchas gracias, querido!
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