Enseñanza de Dalai

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El Dalai Lama está en México y gracias a la generosidad de unos amigos queridos acudo hoy a escucharlo hablar sobre el libro Camino de Bodisatva. Me gustó verlo. De figura cansada, sus ojos pequeños se encienden cuando se ríe, una risita casi traviesa cuando recuerda cuánto odiaba memorizar las enseñanzas sagradas a la edad de seis años. Ni modo, quién le manda ser Dalai.

Necesito tanto aprender cómo alcanzar la sabiduría, cómo dejar de lado la realidad aparente y penetrar en la realidad absoluta. Rescato esta enseñanza del libro sobre el cual disertó: «Cuando uno pierde toda su fuerza por el desaliento es fácil que surjan las adversidades, pero alguien que tiene aliento y entusiasmo es invencible, incluso de cara a grandes adversidades. Por ello, con una mente inquebrantable, causaré una calamidad a la adversidad […] Al darnos cuenta de que una persona dotada de comprensión directa y profunda mediante la quietud erradica las aflicciones mentales, debemos primero buscar la virtud, y ésta surge de cultivar el desapego al mundo y a los placeres». Shantideva, Camino de vida del Bodisatva, Capítulo VII: 53, 54; VIII: 4. ¿Querrá venirse a vivir conmigo?

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

12 comentarios sobre “Enseñanza de Dalai

  1. El problema que tenemos nosotros, los occidentales, es que queremos todo. Queremos la comodidad y los beneficios tecnológicos y, al mismo tiempo, queremos la sabiduría oriental, su paz y su tranquilidad. Hay algo en la ecuación que no encaja. Estoy de acuerdo contigo en que esas enseñanzas son maravillosas (hemos compartido posts al respecto), pero requieren de un desapego tan grande que no todos estamos –me incluyo– dispuestos a lo que ello implica.

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    1. En principio estoy de acuerdo pero luego pienso que nopor vivir en Occidente tengo que renunciar a la búsqueda de la paz interior, del sentido último. Por eso, creo, me gusta tanto Ricard: justo concilia los dos mundos. Creo que es posible.

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  2. Mola el Dalai. Lo he encontrado dos veces: una en audiencia colectiva para representantes de in instituciones europeas y en otra ocasión y gracias a una queridísima amiga, en una audiencia privada de veinte minutos. Es el pan y la sal y más que él la filosofía que representa. Una visión súper viciada por los occidentales que se acercan a ella. Personalmente me atraen conceptos pero sería incapaz de abrazar el todo. Me corto o me extiendo.

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    1. Digo lo mismo que comentaba con Borgeano: quiero creer que no es todo tan blanco o negro, que de algún modo es posible conciliar. Coincido contigo: yo tampoco podría irme de cabeza al 100%.

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  3. Pues a mí me gusta muchísimo la profunda carga de sinceridad que encierra el desapego. Aquí en Alemania ahora están comparando mucho al obispo de Limburger con el mismísimo Papa. El primero se está gastando una auténtica fortuna en adecentar su diócesis -incluidos 3 millones de € en un apartamento propio- mientras el segundo tira de un Renault de 30 años para desplazarse.
    Aun así, lo de ser imperturbable se ha puesto muy caro en este mundo que vivimos.
    Saluditos desde el frío alemán, que pronto será polar.

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    1. El desapego es tan difícil pero taaan deseable. No «tengo el gusto» de conocer al obispo de Limburger pero sin duda no me merece ningún respeto un tipo así.
      Abrazo desde una muy cálida Ciudad de México…

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