Crónica del primer día bajo el sol de Yucatán

Fotos: Julia Santibáñez Aqui, mecedoras en el hall principal, donde el viento aligera el calor de 35º centígrados promedio en el día.
Fotos: Julia Santibáñez. Aquí, mecedoras en el hall principal, donde el viento aligera el calor de 35º centígrados a las 11 am.

Hacienda Santa Rosa, Península de Yucatán. 11:30 de la noche.

El día estuvo de lo más variado. Lo único constante fue el calor: un promedio de 35 grados centígrados. Empezó con un delicioso huevo en camisa (una gordita de harina rellena de huevo con tomate asado y cebolla morada). Luego hicimos un recorrido por el enorme jardín botánico de la hacienda-hotel con el señor Víctor, un curandero tradicional que nos fue explicando las propiedades curativas de infinidad de plantas y luego nos dio una consulta personal para recetarnos un remedio de herbolaria. A mí me dio una mezcla de tila, mimosa y pata de zopilote para combatir el estrés y el insomnio. Con esos nombres, me encanta la posibilidad de que funcione. Siguió un masaje tradicional tan rico que al terminar le propuse matrimonio a la masajista, una yucateca de nombre Silvia, quien antes de iniciar hizo una oración en lengua maya que se me antojó mágica. No aceptó mi propuesta y tuve que conformarme con imaginarme lo que sería tener a diario sus manos. La comida, explicada por el chef mismo, fue espectacular: crema de queso relleno, pollo relleno de queso crema con hierba chaya, panacotta de leche de coco. Los sabores me sorprenden, no encuentro palabras para describirlos pero me dejan un gusto rico en la boca y la emoción.

En la tarde nos presentaron la Fundación Haciendas del Mundo Maya, programa de desarrollo comunitario sustentable del cual la hacienda forma parte. Carola, directora de la Fundación y argemex apasionada y clara, dice que llevan 12 años trabajando con varias comunidades de la zona para apoyarles en temas de vivienda, salud, educación y generación de ingresos para las mujeres, además de rescate y dignificación de las tradiciones de la comunidad. Como parte del programa (premiado internacionalmente), la Fundación ha ayudado a crear cooperativas de artesanas que trabajan la filigrana, el henequén, el bordado y la urdimbre de hamacas. Vamos a conocer los talleres y platicamos con las mujeres. Es un deleite. Nos cuentan que, hoy, 43 familias del pueblo se sostienen de los talleres, mientras ellas conservan la tradición y tienen una comercializadora que vende sus productos en México y el extranjero. Es una historia que fascinante detrás de un hotel boutique, que aplaudo de corazón. Sin duda, luego de oír sus historias de trabajo y reconocimiento encuentro más hermosas las caras redondas y morenas de estas mujeres, descendientes de los antiguos sabios mayas. Cuánto se merecen estar bien. Me compro unos aretes para apoyar el proyecto pero, sobre todo, para llevarme conmigo una parte de sus historias.
En la noche, cenando unas auténticas delicias de espaldas a una fogata, pienso que esta tierra es un verdadero derroche de cosas buenas.
La vista desde mi cuarto.
La vista desde mi cuarto.
Uno de los ángulos del cuerpo principal de la hacienda.
Uno de los ángulos del cuerpo principal de la hacienda.
Don Víctor pone a secar las curativas hojas de orégano que cultiva en el Jardín botánico de la hacienda.
Doña SIlvia, la masajista que no se quiso casar conmigo, con las hierbas del tratamiento.
Doña SIlvia, la masajista que no se quiso casar conmigo, con las hierbas del tratamiento en el spa.
Crema de chile relleno (espectacular), Pollo a la chaya, Panacotta de manjar blanco (leche de coco)
Crema de chile relleno (espectacular), Pollo a la chaya, Panacotta de manjar blanco (leche de coco)
Artesanas de filigrana de plata de la Fundación Haciendas del Mundo Maya
Artesanas de filigrana de plata de la Fundación Haciendas del Mundo Maya.
Grupo de bordadoras apoyadas por la Fundación; detalle de su trabajo.
Grupo de bordadoras apoyadas por la Fundación; detalle de su trabajo.
Así de hermosa cae la tarde en la Hacienda Santa Rosa.
Así de hermosa cae la tarde en la Hacienda Santa Rosa.
Cena en la terraza de la hacienda (desde la izq.): yo, Rodrigo, chef Néstor, Andrea, Lorena, Elda, Marco Daniel, Arturo, Claudia

 

 

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

4 comentarios sobre “Crónica del primer día bajo el sol de Yucatán

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