
Ser nieto de Juan José Arreola no es poca cosa. Es tener los genes y convivir cotidianamente con un militante de la palabra, un hombre de fe en ella. Y en las palabras, que no es lo mismo. En la palabra cronométrica, el adjetivo cabal, el verbo redondo, y en las palabras de a diario, las que sirven para decir sapo, ajedrez, trenes, París, lago. Bueno, pues Alonso Arreola es nieto del escritor mexicano Juan José Arreola (1918-2001). Además (¿en consecuencia?) ama la música que brilla entre letras y pentagramas. Escribajista, como se llama a sí mismo. Y asimismo hablando de su abuelo que escribiendo o haciendo música, Alonso es una gozadera total. Bueno, pues en torno a Juan José se reunieron anoche en El Lunario Alonso Arreola y Alejandro Rosas, escritor e historiador para más señas y, para menos, un tipo brillante y con una capacidad de ovación para compartir la historia como se debe: con la h de historias, amena, hecha por gente. Rica, pues. La conversación la moderó Mariana H., entrevistadora y conductora sobrada de lucidez.
Platicaron del Arreola íntimo, de Juanito, el recitador, que no pudo estudiar por la Guerra Cristera, pero a cambio cantaba poemas en su Zapotlán, Jalisco. Del despistado que se perdía en la calle y podía meterse a un coche ajeno. El que conversaba con Borges sobre la memoria. El que no sabía estarse quieto. El de memoria prodigiosa, como un prodigioso miligramo. El amigo de José Emilio Pacheco. Además de platicar de él, lo leyeron y lo aderezaron con los acordes bravos de Alonso, al bajo. Mi querido Eduardo Limón y yo disfrutamos la noche en mayúsculas, junto con las otras 60 personas que asistieron al desmadrito literario organizado por Tercera de Forros. De modo que hoy, resabios etílicos aparte, con el aire cargado de Juan José releo y recomparto estas magistrales «Cláusulas», incluidas en su Bestiario. Que alguien me diga que no son poemas en prosa, prosa poética, poesía prosaica, prosa porosa. Con esto, tengan todos un buen #MiércolesDePoesía.
Las mujeres toman siempre la forma del sueño que las contiene.
II
Cada vez que el hombre y la mujer tratan de reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.
Soy un Adán que sueña en el paraíso, pero siempre despierto con las costillas intactas.
Boletín de última hora: En la lucha con el ángel, he perdido por indecisión.
Toda belleza es formal.
-Juan José Arreola, «Cláusulas», Bestiario (Booket)

Supe de su obra a través de una obra de teatro, «¿te acuerdas de Rulfo, Juan José Arreola?» en mi adolescencia y, sintiéndome atraído por el personaje leí el Bestiario (maravilla) y después alguien me pasó el confabulario (del que debo decir, no guardo memoria alguna). Creo que no había vuelto a escuchar el nombre hasta hoy y debo decir que me habría gustado compartir espacio y palabras y (¿por qué no?) alguna bebida inebriante. Gracias por compartir, como siempre. Ps Hace un par de noches estuviste en mi sueño.
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No conozco la obra que comentas, pero coincido absolutamente en la maravilla que es el Bestiario. Para mi gusto el Confabulario es, también, una joya. Ahí vienen dos cuentos supremos: «EL prodigioso miligramo» y «El guardagujas», del que Borges dijo ser «uno de los mejores cuentos escritos en el siglo XX». Y sí, hubiera sido genial acompañarnos y beber palabras y alcoholes. En cuanto al sueño, ¿de qué iba? ¿Premonitorio acaso de algo que deba saber?
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Mujer, premonitorio no creo. Estábamos en un enorme casal en el Alentejo donde vivíamos junto a otros creativos, cada quien en su propio espacio, trabajando la propia obra. Nada más lejano de una comuna hippie, just for the record. Yo te estaba ayudando a poner magnetos en la puerta de la nevera, muy monos por cierto, hechos con azulejo portugués, mientras me contabas de que iba tú próximo libro. Hubo otros cuadros, pero esta fue la escena principal.
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Qué linda imagen: poner imanes de azulejo y conversar de libros. Me encanta. Gracias por escribir un sueño para mí.
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Me gusta. Me gusta mucho!!
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Lo lei, lo leo, lo escuché en televisión y no deja de maravillarme su prosa y su inteligencia feroz. Su vida es una obra que sirve de ejemplo. besos y rosas.
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«Inteligencia feroz» es una muy precisa forma de referirse a Arreola.
Abrazos
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