La querencia devenida pasión devenida obsesión devenida apremio de poseer y chupar hasta el último huesito. Es decir, querría comerte en tu jugo para luego incorporarte a mis tendones. Algo así ocurre cuando la urgencia por otra persona rebasa los límites del decoro.
Fernando Rivera Calderón sabe esa y otras cosas, porque mira de frente cuando compone canciones. También cuando escribe poemas. Lo deja ver su reciente libro Llegamos tarde a todo (Almadía), con diseño del exquisito Alejandro Magallanes. En él, Fernando hurga en los intersticios del ritmo, de la sorpresa de estar aquí y ser uno mismo, del humor y el desamor. No hay rodeos ni timideces, sólo vida a borbotones.
Su poema «Licuadora» le da tono a este #MiércolesDePoesía. Me divierte y me da envidia cómo le pone palabras a las ganas antropófagas que el aparato electrodoméstico y yo conocemos tan bien.
Licuadora
«Poder
licuarte,
batirte,
extraerte.
Cambiar
tu consistencia.
Ablandar
tu ser
para beber
el zumo
que fluye
ácido y dulce
de entre
mis cuchillas».
Extraordinario !
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Lo es, sí. Un abrazo.
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Extraordinario en su sencillez. Me encanta!!!
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Te abrazo muy fuerte, querida mía. Mucho.
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¡Maravilla!
Nada que ver (¿o sí?) pero me ha traído a la memoria esta canción de una paisana tuya, estupenda también. Besos antropófagos.
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¿Cuál es la canción?
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https://goo.gl/qPXFiK Internet me odia
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Vaya, tremenda canción de todo a todo: música, voz, intención, letra. No la conocía, espléndida.
En la misma línea está la novela El sabor de un hombre, de Slavenka Drakulic, publicada por Anagrama. Es un tema que da para tanto.
Abrazo fuerte de quien no te odia.
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Consideradas todas las circunstancias que una producción musical de éste tipo suele conllevar, y más aún por aquellos allases y en aquellos años (1993), el álbum «Antropofagia amorosa» de Nina Galindo es una obra maestra. Para mí, imprescindible. La próxima vez que la encuentres, se lo dices.
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Se lo diré, seguro.
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