Por cortesía de Eugenio Montale, una poderosa cátedra de dinamita en pocas líneas: «Tal vez una mañana, andando en un aire de vidrio, árido, al volverme veré cumplirse el milagro: la nada a mis espaldas, el vacío detrás de mí, con un terror de borracho. Luego, como en una pantalla, acamparán de pronto árboles, casasSigue leyendo «Tal vez una mañana, andando en un aire de vidrio»