Encuentro este hermosísimo poema inédito de Roberto Juarroz y casi tiemblo: las palabras, con su cualidad tornasolada, como reflejo de la ambigua vida. Nada que añadir:
Todo texto, toda palabra cambia
según las horas y los ángulos del día o de la noche,
según la transparencia de los ojos que los leen
o el nivel de las mareas de la muerte.
Tu nombre no es el mismo,
mi palabra no es la misma
antes y después del encuentro,
antes y después de volver a pensar
que mañana no estaremos.
Cualquier cosa es distinta
si se mira de día o de noche,
pero se vuelven aún más distintas
las palabras que escriben los hombres
y las palabras que no escriben los dioses […]
Nada tiene una sola forma para siempre.
Ni siquiera la eternidad es para siempre.
–Roberto Juarroz, Obras completas (Seix Barral)