El arte es el universo del artista, su territorio. Puertas adentro, sin testigos, establece una relación amor-odio con su instrumento de trabajo. Le llena y le frustra, lo eleva y lo deja caer cuando no alcanza con él las cimas que proyecta en su mente. No hay parcela de su vida que el arte no infecte. Toca la historia personal, el erotismo, la relación con otros, su misma autodefinición. Paradójico, el artista no se concibe sin su instrumento: aunque quiera imaginarse distinto no tiene otro punto de referencia. Vive solo, de cara al arte, como encerrado en un cuarto a-prueba-del-mundo. Sí, igual que el amante enamorado.
Todo ello se vive en El contrabajo (Seix Barral), novela del alemán Patrick Süskind publicada en 1984. El autor prefigura la obsesión que luego retrató en la celebérrima El perfume. Ayer, en un par de horas empecé y terminé las 92 páginas de ésta. De humor negro, ágil, me deja con estas líneas: «[El instrumento] genera amor, puedo asegurárselo. Una vez nos quedamos atascados en diciembre del 74, entre Ettal y Oberau, en plena tormenta de nieve. Esperamos dos horas hasta la llegada de la grúa. Y yo le cedí mi abrigo y le calenté con mi propio cuerpo. Después, en el concierto, él estaba muy tempaldo y yo incubaba una gripe muy grave […] ¡Mírelo bien! Parece una mujer vieja y gorda […] es el instrumento más monstruoso y rechoncho y menos elegante que se ha inventado jamás.»
Que sinopsis más interesante!
Otro autor que tengo a medio leer. No uno, si dos de sus libros.
La Paloma y el Perfume. Adoro su forma de escribir pero en el Perfume concretamente a veces se va por los cerros de Úbeda, y es algo que me pone nerviosa…
Tendré que encontrar nuestro momento!
Gracias!
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La paloma no la he leído pero El perfume me alucinó, me pareció exquisito. Sin embargo, si no te gusta es válido que dejes la lectura!
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Yo que he arrastrado un violoncello (y a veces una viola da gamba) confirmo las palabras de Süskind. Mis instrumentos han estado siempre asegurados, por ejemplo, yo desde hace mucho menos. Ellos viajaron en avión siempre que fue posible mientras que yo, antes de que el status lo permitiera, me las llegué a apañar en tren y -¡madredelamorhermoso!- bus… lo que hace uno por esos trastos
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Sabía que tú, como músico, aportarías algo rico a esta entrada. Me gusta imaginarte subido a un bus mientras tu instrumento, comodísimo, volaba sin despeinarse. Locuras del artista, que le dicen…
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La Paloma se lee en un momentito, algo angustiosa la historia… Y si que creo que Chicaimperdible tiene algo de razón, en una parte de El Perfume se enreda un poco aunque luego vuelve a encaminar bien la historia.
Me apunto El contrabajo.
Un abrazo.
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El contrabajo es muy muy breve, así que igual se lee en un rato.
Abrazo
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Genio Suskind, el Perfume es de mis novelas favoritas de todos los tiempos.
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Yo no llego a tanto con ella pero sin duda me parece bien lograda.
Saludos
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‘El perfume’ tiene el incomprensible mérito de conseguir que el lector no pueda despegar la vista de una historia plagada de sufrimiento, dolor, suciedad, maldad, con un protagonista tremendamente desagradable, que sólo puede generar rechazo… pero, sin embargo, devoramos página tras página (por lo menos eso me ocurrió a mí). Desde luego, es la novela más sensorial que he leído en mi vida. Saludos.
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A mí también me tuvo atrapada, detestando al protagonista pero al mismo tiempo envidiando su capacidad olfativa y admirando su inteligencia. Muy perturbador, en realidad!
Un abrazo
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Esta entrada, hizo que recordara una de las relaciones de amor con su instrumento de trabajo más exitosas que conozco, me refiero a la de Carlos Prieto (México, 1937). Para quienes no lo conocen, es uno de los mejores chelistas de la actualidad.
Las anécdotas con su chelo las comparte en su libro: «Las aventuras de un violonchelo, historias y memorias (FCE, 1998). En obvio de tiempo, tan preciado por ti y los que te leemos, aquí unos chispazos:
Aclaro que su chelo Stradivarius tiene 267 años: “Un violonchelo no cabe debajo del asiento, ni en los departamentos superiores y no se puede enviar en el equipaje, porque puede llegar roto o irse a otra parte. Su chelo viaja con él, pero la única forma es que se le compre un boleto; a su esposa se le ocurrió que lo bautizara como “Chelo Prieto». Se acabaron los problemas y Chelo Prieto comenzó a ganar millas».
Rusia en 1985. «Durante el primer año de Mihail Gorbachov en el poder, tuvo una larguísima gira y en un vuelo de Moscú a Siberia, todos los pasajeros bajaron y los trasladaron a un pequeño cuarto, en eso llegó la policía e impidió que subieran al avión. Se acercó al jefe de la policía para saber qué pasaba y le habló en ruso, diciendo que sabía cuál era el problema. Le miró con cara de indignación, pero él siguió explicando que creía que el problema era que le faltaba un pasajero, y además extranjero. Él le dijo “Ese pasajero se llama Chelo Prieto y está perfectamente amarrado a su asiento. Fue la primera pero no la única vez, que fue considerada una espía”. http://www.isc.gob.mx/prensa.php?id=1767
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Qué genial, me encanta!! He escuchado a Prieto y es notable la conexión que tiene con su instrumento, así que disfruto el doble sus anécdotas. Muy rico, muchas gracias…
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