Me dio por preguntarme por qué me encanta esta ciudad enloquecida, olorosa y llena de piojos (eso dicen, pero no he tenido el gusto). Aunque he venido incontables veces, siempre me voy fascinada. Esto es lo que me contesté:
1. Cuando estoy aquí, en general significa que tengo vacaciones.
2. Tiene lo mejor de lo mejor en temas que me interesan: librerías, museos, teatros, periodismo.
3. Sus tiendas apapachan mi lado frívolo.
4. Inexplicablemente me remite a la canción de Frank Sinatra (yo, siempre tan original).
5. Aquí suceden algunos de mis poemas y novelas favoritas.
6. Puedo engordar con la cocina de (casi) cualquier parte del mundo.
7. Encuentro personajes de los que quiero escribir, como el de la foto.
8. Me encanta la lección de humildad que dan sus rascacielos.
9. Sus calles vibran con gente de todo el mundo=la ciudad tiene incontables rostros.
10. Volver al número 1.
Pues es cierto, New York tiene esa cosa intangible, ese algo que la hace -tampoco voy a ser muy original yo con este término- mágica.
Particularmente me quedo con los «mil rostros» de esa ciudad. Disfruto muchísimo con la multiculturalidad, más aun cunado puede ser vivida de manera constante y donde se encuentra esa empatía proveniente de todos esos extraños (uno, después de todo, también es uno de esos extraños).
Cariños.
Me gustaMe gusta
Uno es extraño, por supuesto, pero de algún modo NY permite sentirse menos ajeno entre tanto «derroche de rostros», como dijo creo que Bioy. Ahí radica para mí buena parte de su encanto.
Me encanta que estemos de acuerdo (para variar)…
Abrazo
Me gustaMe gusta
como quien dice res pez en el agua
Me gustaMe gusta
No tanto, querido, nomás soy otra extranjera entre muchos…
Me gustaMe gusta