
Entre sábanas, cuando la piel está delgada, los amantes plantean preguntas que hacen eco en las entrañas. Ahí está la clásica «tú y yo, ¿qué somos?», la cual suele activar las defensas en anuncio de guerra, o el «¿me quieres?», que más valdría no formular porque a priori se sabe la respuesta. Las del cartón resumen muchos cuestionamientos de cama, es decir que concentran buen parte de la historia sexual humana: «¿esto es el principio de algo, el fin de algo o el algo en sí mismo?».
Que cada quien se las plantee y se las conteste. Aquí va mi respuesta: es una parte del gran algo que tengo con él.

Para qué preguntar, y si preguntan para qué responder si no es lo que el otro quiere oir, te quedas sin el momento, y el momento por si mismo ya vale la pena un silencio o una mentirijilla.
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Pues sí, es que la bendita manía de saber «la verdad» da al traste con muchas buenas iniciativas (o momentos). Voto porque calmemos esas ansias veraces y apuremos a fondo cada instante, sin preguntas ni inquietudes.
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Vaya preguntitas complicadas… 😛
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Y que lo digas: ¡mucho!
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Me gusta porque eres sutil como un colibrí. Decir: «Aquí va mi respuesta: es una parte del gran algo que tengo con él.» Es decir nada y decir todo. Es dejar la puerta entreabierta pero no tanto… Brillante, como siempre.
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Sutil como un colibrí. Gracias.
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Hay que tener cuidado con las preguntas equivocadas, en los lugares equivocados
besos
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ufff… creo que muy pocas veces me he hecho esas preguntas… y si en alguna ocasión me ha ocurrido, creo que la respuesta esta clara… no habrá muchas noches mas como esta, no encuentro mejor momento para amar a alguien a quien AMAS de verdad… llegar a este momento sin saber quien eres o que es lo que estas viviendo con Ella… es aterrador… pero si el sentimiento es reciproco es MARAVILLOSO… y realmente que preferimos… EL TERROR… O UNA MARAVILLA…?
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Preferible vivir a fondo la experiencia amatoria a quedarse con «qué hubiera pasado si»: hace correr la sangre, renueva la certeza de estar vivos, explica el mundo. Y aunque a veces transfigura de placer y plenitud, otras puede dejar adolorido el cuerpo. Con todo, vale la pena. Viene al caso una frase que leí al paso, no sé de quién es: «Vivir de manera segura es peligroso». Sí, mejor arriesgar.
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