Estas cinco cosas te van a sonar solamente si has visitado ese país delicioso.
Acabo de estar en Bogotá, la ciudad a cuya «llovizna inclemente » se refirió García Márquez y que hoy es una urbe vital, intensa, llena de cultura, de arte y moda. Y de colombianos(as), claro, que son su mayor atractivo. Aquí, cinco cosas que únicamente puedes entender si has estado ahí.
- Necesitas replantearte las fórmulas de cortesía. El asunto es que mientras en México usamos el usted como un pronombre de distancia y respeto, allá es justo lo contrario: implica cercanía, afecto, complicidad, de modo que los mejores amigos y los novios se tratan de usted. Cosa más linda.
2. Pagar 100 mil pesos por una comida no es tan grave. El tipo de cambio del peso colombiano es muy desventajoso frente al dólar, de modo que si sacas tu teléfono iPhone y haces la conversión, resulta que esa cantidad estratosférica en realidad corresponde a 33 dólares, más o menos.
3. «Llover todo el día» puede ser, sí, algo literal. Amanece gris y llueve. Sale el sol. A la una de la tarde llovizna. El sol ya no sale pero la calle se empieza a secar. A las seis llueve de nuevo, por qué no. Y, con suerte, en la noche vuelta a empezar. La primera vez que vine a Colombia le pregunté a un taxista por el clima y lo describió puntualmente: «No se me preocupe. Aquí llueve dos o tres veces… al día».
4. Sus modismos son geniales, pero a veces no entiendes nada. No cuesta ningún trabajo descifrar «ella tiene suin (swing)», «le traigo los fríjoles» o «se me hizo tarde porque me embrollé«. Pero qué tal cuando alguien dice «¡qué vaina!»,«eso es una verraquera/ me parece bacano» o «amanecí con un tremendo guayabo y tengo que trastear». Respectivamente quieren decir: ¡qué lata!, eso es genial/ buenísimo, amanecí con cruda y tengo que hacer la mudanza.
5. El emblemático Andrés Carne de Res, en Chía, es indefinible. Es un restaurante… bueno, pero tiene pista de baile… y además es bar. Ok, todo al mismo tiempo. Mezcla de Disneylandia para adultos y templo kitsch tremendamente disfrutable, es el sitio al que los bogotanos van a rumbear y donde también caen los turistas. Donde celebran las familias con niños, pero también el que escogen los amigotes para una despedida de soltero. Y todos son felices. Sí, es difícil de explicar y sólo si has estado ahí sabes a qué me refiero.
Reitero lo que escribí hace un tiempo: el riesgo de visitar Colombia es que seguro te quieres quedar en ese suelo de gente entrañable, divertida, que va dejando huellas de sol por donde va.
Y que significa amanecí con cruda? Yo si estoy perdida💙 por otro lado esa llovizna… A mi eso me encantaría, aunque fuesen cuatro al día. Abrazos
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En México, «cruda» significa resaca, malestar por exceso de alcohol, je. Y sí, la llovizna a ratos cae muy bien.
Abrazote
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🌸🌹
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en mi trabajo hubo skype un año y medio más menos… para un exranjero eso es nada, para un cubano que JAMÁS ha tenido chat, ya pueden imaginarse… yo tenía muchísimos amigos pero disfrutaba mucho las conversaciones con las mujeres colombianas, hablo de chat, no de llamada en video porque la conexión no podía con eso, pero eran excelentes conversadoras… era un placer conversar con alguna, no tenías que preguntar, ellas solas te preguntaban y propiciaban el diálogo… me encantaban las colombianas…
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No pretendo despertar tu lujuria, querido, pero además de ser en general encantadoras, las colombianas suelen tener unos cuerpos de miedo. En fin, celebro que coincidamos en nuestro gusto por ese pueblo.
Un abrazo
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sí, lo sé… pero no tengo muchas referencias… sólo angie cepeda pero una colombiana precisamente me dijo que angie es silicona de arriba a abajo… pero sí se que se cuidan mucho, que se arreglan uñas, pelo… muchas se ponen senos de silicona… en fin, lo que creo que su entorno es muy machista, no sé si es idea y estereotipo de lejos…
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Un manual que debe de llevarse si vas o no vas a Colombia. gracias querida amiga.. besos y rosas.
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No sé si como manual pero al menos un juego que me hizo gracia. Gracias, querido.
Muchos abrazos
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¡Ah, Colombia! Qué ganas me dieron de estar allá al leer tu entrada, D. Hermoso, hermosísimo país del que uno no quiere irse nunca (yo tuve que irme de Medellín porque me agarró un fin de semana «puente». Iba estirando mi estadía paso a paso, cuando tenía que irme volvía al hostal y les decía «me quedo tres o cuatro días más»; así una y otra vez. Por culpa de mi ignorancia con respecto a los «puentes» tuve que irme porque estaba todo reservado. Por suerte de Medellín me fui a Cartagena, así que sólo fue un cambio de felicidad, nada más). Tienes razón en el comentario que le haces a Camarero, uno en Colombia puede sentarse en cualquier plaza y decir, parafraseando a Benedetti «y los ojos felices y felinos / miran y de mirar nunca se cansan».
¡Viva latinoamérica, carajo!
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Qué ganas de conocer Medellín, es una asignatura muy pendiente en mi lista, pero ya hemos hablado de nuestra común devoción por Cartagena y su aire de maravilla. Como para quedarse a vivir ahí, sustraerse del mundo y perderse en una carreta llena de libros.
Me uno al exabrupto: que viva, carajo.
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