Lo dice el siempre sereno Breuer, célebre médico vienés y amigo de Nietzsche. Añade: «Ella significa peligro. Antes de conocerla, yo vivía de acuerdo con las normas. Hoy coqueteo con los límites de las normas. […] Pienso en hacer estallar mi vida, en sacrificar mi carrera, en ser adúltero, en perder a mi familia, en emigrar, en empezar una nueva vida con Bertha». Son fragmentos de la novela El día que Nietzsche lloró, de Irvin D. Yalom (Emecé), que releo en estos días y me vuelve a impresionar por la hondura con la que pinta la contradicción humana. Dicho en buen español, retrata los pinches locos que somos algunos para quienes, a veces, el riesgo resulta un imán. Será porque nos recuerda que estamos vivos. Y eso deja regusto a hierbabuena en la boca.
PD Mañana es #SábadoDeMúsica. Esta vez, el tema será «Mi canción favorita lanzada el último año». Si quieres participar, escribe tu propuesta aquí abajo, en los comentarios, para que la añada. Salud para el viernes.
mi querida Julia,g racias!!!! recibí tu libro la semana pasada , no te escribí antes, pues estoy cursando una fuerte gripe. Comencé a leerlo, y me deleito con el texto! gracias nuevamente!.El libro de Yalom que hoy comentas, lo leí hace quince años, aproximadamente, en momentos en que despedía a mi compañero, quien no tuvo mejor idea que morirse(y no de risa, exactamente), me pareció tan sabroso!! a pesar de algunas críticas de ciertos colegas que lo sacrificaban a Yalom en nombre de la ortodoxia(sucede, siempre)te mando desde Argentina un abrazotote!!!y toda la memoria, en una sola tarde, como diría el charrúa Benedetti, hasta prontito,lasusi
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Qué gusto, Susana, me encanta saber que la Rabia llegó a buen destino! Y sí, el libro de Yalom me gustó en su momento y ahora que lo releo me habla de otra manera, pero igualmente fuerte. Un abrazo fuerte para ti. Abrazos tronados
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Canción favorita de este año: Cuando me tocas tú. Del álbum Balas y Chocolate de Lila Downs.
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Perfecto, Elicia, gracias. Lila es espléndida, la añado sin falta.
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Con el paso de los años recuerdas tus ]»pendejadas» pero que gracias a ellas, podemos contar alguna que otra singularidad no exenta de poesía. besos y rosas
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Muchas veces, las pendejadas nos hacen pisar fuerte. Hace tanta falta no tenerles exceso de miedo.
Un abrazo, querido
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