Me declaro apasionada de las nubes. Efímeras y veleidosas, siempre divinamente estéticas, innecesarias pero sin las cuales el mundo no se concibe, son precisa metáfora del arte. Como dice Szymborska, no necesitan que las veamos pero sin ellas los ojos nunca se llenan. «Con la descripción de las nubes/ debería darme mucha prisa,/ después deSigue leyendo «Por qué necesito voltear para arriba»