Cornell Woolrich o la pasión por un escritor

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Ayer, mientras mi hija y yo esperábamos una mesa en el restaurante donde comeríamos, entré unos minutos a la cercanísima librería de viejo. Como siempre en esos locales, busqué algo de Cornell Woolrich (1903-1968). Ahí estaba este volumen de pasta roja, que lleva en el lomo el seudónimo con el que fue conocido: William Irish. Novelas escogidas (Aguilar). La emoción que me produjo es directamente proporcional a la cantidad de cosas que representa para mí. Me explico.

Cornell fue el primer autor cuyo nombre atesoré en la primaria cuando no conocía el concepto «tener un escritor favorito», cuyas páginas me atraparon muchas noches, el primero de quien quise leer cada línea, a quien lamenté no haber conocido, por quien supe que la gente se podía dedicar a escribir y vivir de ello (lo que me pareció fascinante). La razón de mi cercanía con él es sencilla: se trata de mi tío segundo. Mi papá, de apellidos Santibáñez Woolrich, se sentía muy orgulloso de tener un escritor como primo. En cuanto notó que me gustaba leer y escribir cuentitos me regaló un par de libros suyos, enfatizando la conexión familiar. Conforme fui creciendo y encontrando más placer en escribir solía decirme «eres la Cornell Woolrich de esta familia», lo que me hinchaba el alma y me hacía salir volando por la ventana.

Y luego, si se quiere, también puedo hablar de cómo es considerado reinventor del suspense y el «Hitchcock de la palabra escrita», de la buenísima The Bride Wore Black (hecha cine por François Truffaut), de su genial Rear Window (convertida en película por el propio Hitchcock) y de muchas otras novelas llevadas a la pantalla (entre ellas Waltz Into Darkness, I Married a Dead Man, Manhattan Love Song y la excelente The Black Curtain). También están sus notables cuentos «If I Should Die Before I Wake», «I Wouldn’t be in Your Shoes», «Momentum», aunque es cierto que otra parte de su obra es de calidad regular.

Es decir que Cornell me remite a mi infancia feliz rodeada de libros, a muchas horas en compañía de sus palabras, al propio apellido de mi papá (eje de mi vida) y a su figura como primer creyente en mi pluma, al sueño adolescente de «ser escritora». Supongo que eso explica en parte el indecible placer que me produjo encontrar este volumen suyo, para sumarlo a la zona de mi biblioteca que lleva su nombre.

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Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

10 comentarios sobre “Cornell Woolrich o la pasión por un escritor

  1. Supongo que en la medida de que sigamos en contacto, querida D., voy a tener que comprar una libretita sólo para anotar las recomendaciones o, como en este caso, las recomendaciones indirectas, ya que la intención primaria del post es otra. Aquí ya no quedan «librerías de viejo», lo cual no deja de ser una desgracia (en Buenos Aires, como ya sabes, hay bastantes), así que conseguir ejemplares como el que muestras es bastante complicado.
    Delicioso post. Sobre todo «sentí» en la piel algo que en el texto es tácito: ése momento en que –para matar el tiempo– decides entrar a la librería. Lo sentí como si yo mismo hubiese dado esos pasos y hubiese revisado en las (imaginarias) mesas o en los (inevitables) estantes. hasta llegó el olor a pasta vieja y polvo acumulado.
    Cariños.

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    1. Confieso que visitar librerías de viejo me fascina, de manera que voy a la menor provocación. Qué gran lástima que no haya en Mar del Plata!!
      Y en cuanto a «acompañarme» esta vez, así tal cual fue, como lo cuentas, creo que en efecto estabas escondido entre los estantes.
      Abrazo

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  2. las librerías de viejo son un festín, las puedo disfrutar cuando voy a la ciudad de México, es casi seguro que nos hemos cruzado algunas veces en esos lugares y nuestras miradas no se han cruzado porque andan perdidos en esos tesoros literarios, lo cual es una pena, porque un intercambio con tu mirada sería como «asomarse» al paraíso…hermosa descripción de una parte de tu vida

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      1. En efecto, qué triste que no exista ni una. Lamentabilísimo, pero supongo que te desquitas cuando vienes al D.F. o a otra ciudad donde hay buena oferta. Al menos tienes el consuelo de que tu cartera no se ve exprimida con frecuencia, como la mía!

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  3. Ésta es una de las entradas antiguas que recordaba casi palabra por palabra. Regreso y veo sólo un detalle: deberías sacarle esas comillas al «sueño adolescente de «ser escritora»» ya que siempre lo has sido.
    Por lo demás, y esto en lo personal, me ha arrancado una sonrisa releer mi comentario y ver que hoy lo hago desde aquí, desde tu tierra y que tal vez me sea posible encontrar algún libro de tu tío. Dicho sea de paso, el jueves, viernes y sábado asistiré a un taller de poesía latinoamericana que se desarrollará en la feria del libro de Morelia, la cual comenzó hace pocos días. ¿Cantaré «bingo» (qué gringo, por dios…) en algún momento al revisar los stands? Ojalá que sí.

    Abrazo

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    1. Le dí RT porque ayer alguien la tuiteó y me acordé de ella. Sí, es una entrada que me gusta por todos los significados que conlleva. Me encanta la idea de que encontraras algo de Cornell, uy, me daría mucha emoción!!
      Disfruta el taller de poesía (y me cuentas).
      Abrazo desde la misma tierra

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