
Para arrancar el día, un caramelo de palabras que intenta describir lo indescriptible, que busca asir la maravilla de un orgasmo:
«Nos dábamos el uno al otro como dos niños aprendiendo a nadar, y nos fundíamos, y hacíamos locuras y no sabíamos de qué garganta salían los gritos… Y subíamos y explotábamos, girando en círculos de fuego morados y amarillos que salían de nuestros ojos y de nuestros vientres y de nuestros músculos y de nuestros líquidos y de nuestros espíritus y de nuestro dolor pulverizado; después, la paz». -Rubem Fonseca, El collar de la paloma (Cal y Arena)
Estremece sólo de leerlo…
¡Saludiness!
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Lo sé, es tremendo!!
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con esta entrada arancas, martes y todos los dias. toda belleza. besos
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Sí, el texto es fantástico.
Saludos!
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Hay un premio (no sé cómo se llama ni quien lo determina , pero eso es lo de menos) que se otorga a los textos con descripciones sexuales peor escritos. Es uno de esos premios «negativos» que suele ser atractivos porque exponen a grandes o buenos escritores con textos realmente malos; y es que describir un acto sexual no es cosa fácil, se cae enseguida en lo banal o en lo ridículo.
El párrafo que transcribiste, D. es un buen ejemplo de cómo se puede ser descriptivo, sensual y, a al mismo tiempo, artístico. No hay una sola palabra de más, y uno tiene la sensación de que –al menos en algún momento afortunado de nuestras vidas– podría firmarlo con toda seguridad.
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Te digo que siempre me ilustras: no sabía de ese premio pero tengo varios candidatos que deseo nominar desde ya, ufff. Y sí: el texto de Fonseca es sublime, delicioso, igual que el recuerdo de momentos grabados en la piel y la posibilidad de vivir otros similares. Con ellos en mente, el día a día cobra otro sentido. Ahora recordé un poemita que escribí hace muchos años y que incluía estos versos: «Desde aquel día persigo el combate.
Fuera de él todo es fingir,
siempre a la caza del momento
en el que entra tu sable
y mata
una y otra vez».
En fin, saludos…
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«Fuera de él todo es fingir» Me quedo con ese verso como síntesis. Tendríamos que intercambiar algunos textos. Entre los poemas que encontré hubo uno que inmediatamente recordé haberte comentado; debería, ahora, buscar la entrada correspondiente. Y ahora me sucedió con tu entrada «Nenúfar y otras… » Te los pasaré (con un dejo de vergüenza, sin duda) por mail.
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