La tarde cae, afuera llueve y quien más quiero se va lejos. Pasará un largo tiempo antes de volver a estar juntos. Toca acallar el cuerpo una vez más, acostumbrar mis labios al frío. Pongo un tango y me acuesto a oírlo. Sólo soy una mujer gastada por los besos, diría Miguel Hernández. Aquí dentro también llueve.
Triste y bello a partes iguales. Es un placer leer cualquier cosa que teclean esos dedos.
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Abrazo con tonalidades de tango…
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hermoso. saludos
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Dicen que el dolor es buen fuego para la creación…
Saludos
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Co-incidentes. Re-incidentes. De esta argentina inmensa que ni te pregunto si conoces http://esaoscuraclavellina.files.wordpress.com/2013/07/liliana-felipe-pero-no-te-extrac3b1o.m4a
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Conozco a la argentina inmensa pero no conocía el tema hasta ahora que me lo presentas. Estoy por ir a tatuármelo en la piel..
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Y no hay mejor desgaste, estoy completamente segura.
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No lo hay, y por lo mismo igual duele de pronto verse sin él.
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Sigo creyendo que no hay casualidades sino causalidades; puesto que a mi cuerpo (justo ahora) lo envuelve un tango tan particular como parecido.
Hermoso texto. Saludos.
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Pues ya podemos brindar de la misma copa y llorar el mismo tango.
Saludos
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Hermoso, hermoso…
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Un abrazo con acordes goyenechianos…
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