Storytelling o el nuevo-viejo arte de contar historias

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«La narrativa del cuento es tan antigua como la humanidad. Supongo que en las cavernas, las madres y los padres les contaban cuentos a los niños (cuentos de bisontes, probablemente)». Me encantaría quitar las comillas y jurar que la idea es mía, pero no. Lo dijo Cortázar, lo leo en Clases de literatura. Berkeley, 1980 (Alfaguara).

Igual que todos amo las historias, me enganchan los cuentos, sean de la vida-real o de la vida-de-ficción. Resueno con historias, conecto con ellas porque me disparan emociones, me hacen sentir. En cambio, los datos suelen dejarme fría. «En el terremoto murieron 500 personas de la zona más pobre de la ciudad» no pasa de ser una referencia que olvido en cinco minutos. En cambio, me conmueve leer: «En el terremoto murió Rosario, indigente de 60 años que estaba terminando la secundaria y quedó sepultada entre sus libros». Esa mujer me toca más que las otras 499 víctimas del sismo, que me son una cifra. Y no tiene que haber tragedia para impactar. También me tocan los contenidos de amor, descubrimiento, valentía y humor, detrás de los cuales hay personas. Ya lo dijo Terencio: «Soy humano y nada de lo que es humano puede parecerme ajeno». Los cuentacuentos lo saben desde siempre.

Recientemente las historias se ponen de moda para la mercadotecnia, en una rama del Content Marketing. Las marcas buscan contarlas porque saben que aumentan su impacto, que una narrativa certera que logre empatía puede conseguir lo que muchos anuncios no. Así se acuña desde el marketing el término Storytelling, así se revaloriza desde una trinchera extraliteraria el Arte de contar historias. Y como amante de los contenidos también me interesa ese ángulo. Todo esto viene a colación porque me encuentro este anuncio de Nike (ver abajo), que en tres minutos «relata» en primera persona lo que es ser jugador profesional de futbol y lo hace a partir de imágenes (hay un espléndido guión detrás), con lo que rompe las barreras del idioma. Me parece interesantísimo que el verdadero protagonista del anuncio sea el narrador y no la marca, que aparece de forma más bien discreta. Y Nike sabe lo que hace, no está tirando su dinero. Si hasta hace poco las marcas se entronizaban en sus anuncios, ahora ponen por delante personas que tienen una historia. Y las historias me apasionan, sean de bisontes o de futbolistas.

Aquí, el anuncio:

(Originalmente publicado en mi blog Deli(b)rios, en el sitio web de la revista SoHo).

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

6 comentarios sobre “Storytelling o el nuevo-viejo arte de contar historias

  1. No se a ti, pero la historia no me emociona. Muy simple, muy cerrada a oportunidad de obtener un beneficio como espectador, a menos que ese esa tener las mujeres que quieres :v

    No me gustó para nada.

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  2. Ayer sólo pude dar a «me gusta» e irme. Veremos ahora. Por una parte tenemos el punto de las historias en sí; y allí no hay nadie que no guste de ellas de una u otra manera. Sabes que un par de veces por semana voy a leerles a unos ancianos en un asilo; y deberías ver sus expresiones, su atención, su felicidad a medida que las historias se desarrollan. Es un placer verlos disfrutar como niños; y eso es gracias a las historias en sí, nada más que eso.
    En cuanto al corto de Nike debo decir que me gustó a medias; pero eso es secundario si «me gustó» o «no me gustó» es algo totalmente subjetivo; la publicidad está contada de manera impecable y en ese sentido es válida.

    Abrazos.

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    1. Como dije en otro comentario, no es que el anuncio sea mi hit, es que me parece muy revelador ese cambio de foco: en vez de pasar los minutos con el foco en la marca, diciendo por qué debes comprar tenis Nike y lo superior que es a su competencia, aquí se enfocan en contar de manera eficaz una historia en primera persona. Eso me parece un gran hallazgo, algo que revela un cambio de paradigma.
      Abrazote

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      1. Totalmente de acuerdo. Cuando escribí el primer comentario iba a hacer el comentario de una publicidad argentina que tuvo mucho éxito y podría decirse que el sistema es el mismo (No lo dije en el comentario anterior para no ser pesado. Bueno, soy pesado hoy domingo que parece ser menos grave): en este caso asistimos a la vida personal de una pareja en sus visitas a centros comerciales o en su toma de decisiones (la publicidad tuvo tanto éxito que se hizo una campaña completa. En una de las últimas la pareja subía a un ascensor de cristal mientras eran filmados desde fuera y una mujer que iba allí comenzó a charlar con ellos considerándolos una pareja verdadera; el triunfo final de la publicidad: la confusión absoluta entre ficción y realidad). Sólo hacia el final se habla de la tarjeta de crédito, y en cierto momento podrían haberlos obviado si lo hubiesen querido, todo el mundo sabía de qué se trataba.

        Abrazos con pedido de disculpas por la extensión.

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        1. Buen ejemplo el que traes a la mesa, querido. El tema que me interesa es justo ese: quitar el foco de la marca y ponerlo en la persona que usa la marca, en la experiencia que tiene con ella, en la historia que puede contar. No conozco la campaña que mencionas pero sin duda me imagino el impacto que habrá tenido si, como mencionas, logró borrar la frontera entre ficción y realidad. ¿Qué anuncio logra algo tan retador? Por supuesto que ninguno, pero cuando se echa mano de historias entonces sí que se puede. Y los publicistas están sacando el máximo provecho de ello.
          Abrazo que no permite que pidas disculpas porque no tienes de qué

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