Cuando virtud y pecado se encuentran sacan chispas. Abstinencia y desenfreno, dos caras del mismo Jano, ambas concentradas en el deseo: una por negación, otra por descaro. La oscuridad rota por la luz de las velas, lo prohibido y al mismo tiempo lo sublimado hacen un coctel invitadorsísimo.
Estoy leyendo Los almuerzos, novela del colombiano Evelio Rosero que se desarrolla en una parroquia de Bogotá y regala pasajes impecables como éste, cuando el jorobado Tancredo y la joven Sabina se encuentran, encendidos, debajo del altar:
«Resopló, era una llama que se consumía, el único cirio encendido de la misa. Tancredo la sintió despojarse de un tirón de su blusa, adivinó el gesto avasallador de la penumbra, los brazos alzados, la prenda que caía. Como por una llama negra el templo se hizo cálido, se incendió el aire, que olía al cuerpo pálido de Sabina, al escalofrío de sus pechos recién descubiertos, al sudor de sus axilas, al miedo y la alegría de toda su carne dispuesta, que se atrevía».
Sí, algo así debe ser el sexo en una iglesia.
mmmhhhhh
pues sí, supongo que sería así.
como católica me temo que no podría dejarme llevar, me sentiría muy observada.
jajajajaja
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Habría que hacer la prueba, ja.
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Bendito y exuda agua bendita
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Bueno, bueno, yo no soy de iglesia, jajajajaja… pero tiene su punto, no?
Aunque en la España retrograda que nos ha tocado sufrir, por mucho menos te montan un juicio. ¿Y la libertad de expresión? Tu post no habría pasado la censura…
Besos
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Ja, en ambos lados del charco la censura y la ceja alzada hacen de las suyas.
Besos!
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Me he mudado a http://putaintensidad.com espero verte por ahí y nos seguimos leyendo!
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Gran nombre!! Seguro, mucha suerte.
Un abrazo!
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Que bien querida, tu siempre explorando en el mundo de las letras y yo inevitablemente relacionándolo con la música, tu entrada me llevo a la versión irreverente y genial de Liliana Felipe: «Cuando cumpla los ochenta » saludos y abrazos religiosos 🙂
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Me encanta ese diálogo entre distintos registros, querida. Espléndida rola, gracias por citarla.
Abrazos!
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Esa imagen la tengo por ahí para completar: «En la intimidad del confesionario, hurtando la imagen lasciva a la imaginería para no sentirnos tan observados…».
Besos.
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Cuando escribas el texto no dejes de compartirlo, plissss. Es un tema que me interesa mucho. ¿Conoces el poema en prosa de José Antonio Ramos Sucre que empieza diciendo «Bebedizos malignos, filtros mágicos»?
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No te preocupes, cuando lo haga lo publicaré, aunque me puedan tachar de sacrílego.
No conozco el poema de Ramos Sucre, lo buscaré. 🙂
Besos.
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Te tacharán, no lo dudes, qué gran privilegio.
Besos.
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¡Yo quiero probar! Ése es uno de esos sitios donde no se me había ocurrido, pero supongo que lo único que puede llegar a ser movilizador es la transgresión, ya que el lugar en sí es poco apto para el erotismo o la sensualidad. Ahora, si sumamos a una partenaire vestida de monjita, podríamos llegar a pensarlo mejor…
Abrazo.
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Bueno, claro, el atuendo es básico, y también la actitud de recato (o no), el contexto, los rezos, el incienso. Piénsalo bien, de veras puede ser una bomba de propuesta…
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Me gusta, me gusta… claro que sí. Ya voy comprando la sotana…
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