Había una vez un rey que odiaba «la guerra la logística el armamento y a los generales. A los campeones de tiro. El sudor a laurel y las trincheras […] Odiaba la capacidad de los hombres de ir al baño». Suficiente tragedia para un soberano, que encima «se sentía manipulado y adherido al capricho deSigue leyendo «Trancapalanca, de Élmer Mendoza»