Los poetas parecen saberlo todo, estar en todas partes, hablar con todas las personas y cosas. Por ejemplo, hace rato crujió mi mesa de madera. Juraría que Fabio Morábito, poeta, estaba aquí a mi lado y la oyó quejarse, porque radiografió lo sucedido:
A veces la madera
de mi mesa
tiene un crujido oscuro,
un desgarrón
difuso de tormenta.
Una periódica migraña
la tortura.
Sus fibras ceden,
se descruzan,
buscan un acomodo
más humano.
Es la madera
que recuerda
viejos brazos.
Y que recuerda
que reverdecían.
Fabio Morábito, «La mesa», De lunes todo el año (Joaquín Mortiz)
Hermoso leer a Morabito, me gusta el poeta, pero también el novelista: Emilio, los chistes y la muerte
feliz domingo
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Lo conozco bien como poeta pero no sabía q era también novelista, q gran revelación! Lo buscaré, querido
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