
Por los pasillos de la Feria del Libro siento el zumbido de miles de palabras aquí reunidas. De pronto, a la vuelta de nada encuentro estos versos, de poeta judía. Ellos mismos vibran, aletean. Vaya forma de evocar un beso.
«Que labios de hombre fueran tan suaves/
como el traslúcido vientre de un pichón caído/
fue lo que me llenó de espanto/
cuando un muchacho me besó por primera vez […]»
-Hamutal Bar-Yosef
A propósito de primeros besos, va un cuento en mi blog, más extenso y más pobre que estas palabras de Bar-Yosef, pero bueno; se hace lo que se puede.
Cariños.
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Ya pasé por allá y comenté. Qué rico sabor me dejó en la boca…
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