«No he sido el escritor que he querido, debido a cuestiones sentimentales. Me ocurre que padezco un amor y me vuelvo un bueno para nada. Me entrego entonces a la plenitud. Ni siquiera sé capitalizar la experiencia ni la presencia misma de la persona. Vivo más intensamente en su ausencia. No puedo entonces escribir», dijo el autor mexicano Juan José Arreola en 1980. Encuentro la cita en Los escritores, antología de entrevistas publicada por Proceso, mientras busco (sin suerte) una reflexión suya que recuerdo sobre el tema.
Esto que leo me deja pensando: la escritura es tan huidiza que se esconde tras excusas de todos colores. En mi caso siempre falta tiempo, el trabajo y los compromisos resecan la pluma. Y sin embargo, carajo, sigo escribiendo porque no puedo evitarlo: escribir me es una necedad más incluso que una necesidad.
me pasa casi lo mismo que a Juan José Arreola, pero no porque presuma de escritor, sino que padezco los amores
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Te digo, cada uno por lo suyo…
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¡Hola, Danioska!
Nunca lo había visto de esta manera. Seremos necios entonces. Muy.
Un abrazo.
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Lo seremos y lo somos y los simios…
Abrazo
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La escritura siempre en el momento más inesperado; surge y solo hay que dejarla ser.
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Dejarla ser y dejarnos hacer…
Saludos
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Sí es la mejor actitud 🙂
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=)
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