La próxima semana se anuncia al ganador del Nobel de Literatura. La empresa británica Ladbrokes congrega cada año las apuestas de los que la hacen de adivinos en esto y entre los máximos favoritos para llevárselo este año figuran el japonés Haruki Murakami y el nigeriano Ngugi Wa Thiong’O. Otros con posibilidades son la narradora bielorrusa Svetlana Aleksijevitj, el poeta sirio Adonis, el albanés Ismail Kadare, más los estadounidenses Philip Roth, Bob Dylan y ohsorpresa el hispano Javier Marías. Por ahí aparece también Umberto Eco, que en estos días acaba de recibir el Premio Gutenberg porque con sus novelas «introdujo a millones de lectores internacionales en la cultura del libro». A sus 82 años, los 13 mil dólares seguro que no le vienen mal, aunque le vendría mejor el millón de dólares del Nobel.
No creo Eco que se lo lleve pero votaría porque sí, considerando su obra completísima y con muchos acentos y ángulos. Me parece genial El nombre de la rosa y me impresiona su trabajo como semiólogo: en su momento devoré Lector in fabula, La estructura ausente y Apocalípticos e integrados. Además, La búsqueda de la lengua perfecta, Historia de la belleza e Historia de la fealdad son libros a los que vuelvo con frecuencia, y es una delicia el nuevo Historia de las tierras y los lugares legendarios. Y encima me gusta su humor un poco amargo, cero intelectual, según cuenta en Así hablan los que escriben (Atlántida) el periodista argentino Alfredo Serra, quien lo entrevistó hace años y se topó con pared. Ante la pregunta de qué quiso decir con El nombre de la rosa, especie de novela policiaca y crónica medieval, Eco respondió: «Nada. La escribí porque ese día tenía ganas de matar a un cura». Luego dijo: «Detesto que me pregunten ‘¿Con qué personaje de sus novelas se identifica más?’. Es una pregunta banal. Tanto, que respondo: Con los adverbios».
Al cuestionarle sobre su libro favorito salió con que: «El que tiene un solo libro toda su vida es un idiota. Yo tengo por lo menos cien» y cuando el periodista le preguntó: «¿Está escribiendo una nueva novela? ¿De qué trata?» vino la respuesta como un látigo: «Mire: si estuviera escribiendo una novela, el tema no lo conocería ni mi propia mujer. Y eso que duerme conmigo. Menos pienso decírselo a usted, que no tiene relaciones sexuales conmigo». Para terminar, esta joya de respuesta sobre la trilladísima cuestión de si desaparecerán los libros de papel: «El libro no morirá por la misma razón que perduran la silla y el tenedor: porque son irremplazables».
Por eso me gustaría que ganara, porque es brillante, plural y hondo. Un maldito genio en todas sus acepciones.
(Originalmente publicado en mi blog Deli(b)rios, dentro del sitio web de la revista SoHo)
MALDITO
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Hola, Danioska.
Eco es un erudito y para los que le agarramos el gusto (yo soy más fan de El Péndulo de Foucault) nos fascina. Aunque me gustaría que ganara el Nobel, creo que como a Borges le sucedió nunca se lo van a dar. Está mejor así. Quiere decir que su obra perdurará más que la de Bjornstjerne Bjornson.
¡Saludos!
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Como digo, estoy prácticamente segura de que no se lo darán, pero no está de más señalar que me gustaría que pasara… Y, por supuesto, el hecho de no dárselo abona a su inmortalidad literaria…
Abrazo
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Muy buena entrada Danioska. Enhorabuena.
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Un abrazo lector, sangarrafa.
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Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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