Abrirme y dejar entrar al otro

«[…] Todavía huelo a su sudor. No me lavaré hasta que vuelva. Nuestro cuarto huele a sexo todavía y en el olor escucho el eco de nuestras voces, el crujido de nuestros cuerpos sobre petates. Su último grito ronco. […] Dejar entrar al otro. La hospitalidad de este cuerpo. Dejarse intercambiar. Jugar. Tocarse hasta losSigue leyendo «Abrirme y dejar entrar al otro»