Tepoztlán. Noche suave, de aire ligero. Escribo y de vez en cuando me aseguro de que enfrente siga la sombra del Tepozteco, como un guardián preciso, precioso. Me entretengo con una palomilla necia que una y diez veces se golpea con el vidrio de la puerta. No le abro. Ojalá fuera tu mano que llama. Le abriría todas mis puertas y ventanas.
Ya que no sé cuando llegará el alba, esperanza, dejo abiertas todas las ventanas. Abraçada i bona nit.
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Bona…
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