Algunos lugares cargan las baterías internas. Quizá sea el aire más transparente de lo normal, la luz ligera, el paisaje perfecto, quien uno es ahí, las buenas vibras del ambiente. No sé, pero Tepoztlán es para mí ese sitio. Lo descubrí hace apenas un par de años, cuando atravesaba la etapa de mayor dolor emocional de miSigue leyendo «Versos que sin decir mi nombre hablan de mí»
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Darle «Restart» a la vida
Las nubes, el sabio Tepozteco, mi cuaderno de poesía sobre las piernas, mi hija dormida con cara de paz y la certeza de que necesito ser congruente conmigo misma me dan fuerza para recomenzar. Aunque no se vea fácil.
Gracias al aire
Terminan los días regalados por Fortuna, en los brazos de quien más me quiere, con el cerro del Tepozteco como fondo y a cada paso la certidumbre de que si me muero ahora mismo habrá valido la pena. Agradecida hasta con el aire, la plenitud me basta para esta vida y otras dos. Es tanta que a ratos duele.
Chau, mundo
«Los lectores son viajeros, circulan sobre las tierras de otra gente, nómadas que cazan furtivamente en los campos que no han escrito». -Michel de Certeau Asimismito. Me voy a Tepoztlán, a perderme entre las páginas de varios libros, a seducir palabras, a dar la vuelta al mundo sin salir de casa, a llenarme la cabezaSigue leyendo «Chau, mundo»
Mañana cinco estrellas
7:30 am. Tepoztlán, Morelos. Vista: el magnífico cerro Tepozteco, con su rostro impasible que asegura que todo está /estará bien. Oído: pajaritos y algún gallo que aún celebra el sol. Olfato: pan dulce comprado anoche en el pueblo. Gusto: ciruelas que acabo de arrancar del árbol. Tacto: clima exterior fresquito, como corresponde a la hora, ySigue leyendo «Mañana cinco estrellas»
Los libros detectan a sus lectores
«Me pregunto si quizá, sin darnos cuenta, vamos buscando los libros que necesitamos leer. O si los propios libros, que son seres inteligentes, detectan a sus lectores y se hacen notar». Andrés Neuman, Hablar solos (Alfaguara) Al leerlo me doy cuenta que lo he pensado antes, sin formularlo de manera tan clara. Creo que esta novela, con cara de inocente ySigue leyendo «Los libros detectan a sus lectores»
Depende quién toque la puerta
Tepoztlán. Noche suave, de aire ligero. Escribo y de vez en cuando me aseguro de que enfrente siga la sombra del Tepozteco, como un guardián preciso, precioso. Me entretengo con una palomilla necia que una y diez veces se golpea con el vidrio de la puerta. No le abro. Ojalá fuera tu mano que llama.Sigue leyendo «Depende quién toque la puerta»
Envidia del camposanto
Yo le llamo cementerio, pero aquí en Tepoztlán todo el mundo lo conoce como camposanto. En cualquier caso, siento envidia de la vista que tienen estos muertos: cuando salen de paseo saludan al Tepozteco. Me gustaría que me enterraran aquí, donde como en aquellos versos de Unamuno, nada anuncia la casa de los difuntos másSigue leyendo «Envidia del camposanto»