Ver el mundo desde una tirolesa

Ese punto que viene volando soy yo. Bueno, no exactamente vuelo: voy suspendida de un arnés, a no sé qué bendita velocidad, en una línea de 150 metros de largo y a unos 40 metros de altura según el guía del Hotel Rodavento, en Valle de Bravo, México. Este deporte extremo se llama tirolesa y no es la primera vezSigue leyendo «Ver el mundo desde una tirolesa»

El poderoso batir de un aleteo

Son millones pero minúsculas. Las mariposas Monarca, lígerísimas hojas menores que mi mano, vuelan al rayo del sol o cuando el viento las agita. Me impresiona oír su aleteo multiplicado, sutil y vigoroso, magnífico. La emoción sube por los pies y se me agua en los ojos de verlas ahí, haciendo que las ramas cuelguen pesadas o estallandoSigue leyendo «El poderoso batir de un aleteo»

En qué idioma agradezco esto

La adolescenta y yo estamos en nuestro tradicional viaje anual cachete-con-cachete. Y cómo sabe de rico. La sanísima tradición que instauramos hace unos siete años tiene pocas reglas, pero inamovibles: 1. en este viaje, uno al año, no admitimos invitados. Ni amigas, ni familia, ni pareja pueden sumarse: es nuestro espacio de mamá e hija y somos celosasSigue leyendo «En qué idioma agradezco esto»