¿Qué poema te sabes de memoria?

 

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«Me acuerdo de ‘El canto de Ulises’, el capítulo de Si esto es un hombre en el que Primo Levi rememora la plenitud que le procuraba en Auschwitz traducirle unos versos de Dante a Jean, el Pikolo, un muchacho alsaciano que guarda turno junto a él en la fila del rancho. En ese instante, nos cuenta Primo Levi, habría dado su ración de potaje a cambio de recordar el final de unos versos». Invitada por un excelente artículo de El País, del cual tomo el título de este post, busco en mis estantes Si esto es un hombre y releo el capítulo mencionado. Levi le está traduciendo al chico un fragmento memorizado de la Divina Comedia y le dice: «Mira, atento Pikolo, abre los oídos y la mente, necesito que entiendas: ‘Considerad vuestra ascendencia:/ para vida animal no habéis nacido, sino para adquirir virtud y ciencia’. Como si yo lo sintiese también por vez primera; como un toque de clarín, como la voz de Dios. Por un momento, he olvidado quién soy y dónde estoy». Así pasa a ratos con la poesía.

Relaciono lo anterior con mi propia historia. No sé a qué edad «descubrí» el primer poema, pero cuando tenía unos diez años ya algunos eran parte de mi paisaje. Lo sé porque un recuerdo de esa época me presenta diciendo de memoria el largo Nocturno a Rosario, de Manuel Acuña: «¡Pues bien!, yo necesito decirte que te adoro,/ decirte que te quiero con todo el corazón» (aún hoy puedo recitar de corrido sus 50 versos). También memoricé algo de Nervo y de Díaz Mirón. Ni eran los mejores textos ni la niña Julia los entendía del todo, pero le fascinaba la música de la rima.

En secundaria me inscribí a un concurso de declamación, con todo y voz engolada, ademanes tiesos (abajo, una foto que no me deja mentir). Ya en la universidad retomé el hábito de aprenderme poemas. Me sé varios: figuran Miguel Hernández, John Donne, varios de Sor Juana, Thomas Wyatt, Fernando del Paso, un par de Garcilaso de la Vega, varios de Quevedo. Los atesoro con cariño, los repaso, me acompañan. Y todo este gran discurso surge en respuesta a la sencilla pregunta: «¿qué poema te sabes de memoria?», misma que planteo a quienes pasen por este blog…

http://blogs.elpais.com/letra-pequena/2013/02/que-poema-sabes-de-memoria-1.html

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Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

16 comentarios sobre “¿Qué poema te sabes de memoria?

  1. Danioska:
    El primero que me viene a la memoria es el Poema XXXIV del poemario Trilce de Cesar Vallejo:
    Se acabó el extraño, con quien tarde
    la noche regresabas parla y parla.
    Ya no habrá quien me aguarde,
    dispuesto mi lugar, bueno lo malo.

    Muchos de Baudelaire, Cortázar, Borges, Pizarnik, porque una vez que los lees
    se vuelven parte de uno, son imborrables.
    Excelente post, un abrazo.

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    1. Ahora que lo dices, me gustaría aprenderme algo de Vallejo y de Baudelaire, sólo me sé versos sueltos. Veo que estamos en el mismo equipo, de los que más que memorizar poemas en realidad se los tatúan.
      Abrazo

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  2. El poniente impecable en esplendores
    quebró a filo de espada las distancias.
    Suave como un sauzal está la noche.
    Rojos chisporrotean
    los remolinos de las bruscas hogueras;
    leña sacrificada
    que se desangra en altas llamaradas,
    bandera viva y ciega travesura.
    La noche es apacible como una lejanía;
    hoy las calles recuerdan
    que fueron campo un día.
    Toda la santa noche la soledad rezando
    su rosario de estrellas desparramadas.

    Jorge Luis Borges
    Fervor de Buenos Aires (1923)

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    1. Qué imagen más fuerte cierra el poema, espectacular. Yo me sé versos del siempre necesario Borges pero ningún poema completo. Es una asignatura pendiente por lo mucho que lo disfruto.

      Saludos

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  3. Más que poemas enteros son de los que recuerdan versos; supongo que eso se debe a que en general son los versos en sí los que me llaman la atención (o me golpean directamente) que los poemas en general. Poemas completos me vienen a la memoria unos pocos; Adam Cast Forth, de Borges; Soneto a tus vísceras, de Baldomero Fernández Moreno y algún otro sobre los que, si me apuran, por ahí hasta me equivoco en algún verso.
    Ahora versos sueltos sí, obviamente. El inevitable Poe, Baudelaire (los amantes de las putas son felices en su hartazgo / Yo, de abrazar a las nubes, tengo los brazos quebrados /…) o sus Letanías de Satán. De Vallejo, ¿Quién puede olvidar, luego de leerlo siquiera una vez, los primeros versos de los heraldos negros?

    Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé.
    Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
    la resaca de todo lo sufrido
    se empozara en el alma… Yo no sé.

    Para ser sincero no recuerdo completo ninguno de los míos tampoco. Eso me pasa por saltar de acá para allá, de página a página, de autor a autor.
    Cariños.

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      1. Me doy cuenta, no me sorprende, que la mayor parte de lo que he memorizado tiene relación con mis estudios (Letras Hispánicas y luego Letras Inglesas), de manera que aunque amo la poesía francesa, no me he grabado ningún texto en el cerebro. Creo que este post y el intercambio de comentarios me invitan a remediar esa situación cuanto antes. Qué grandes versos los de Baudelaire que citas, y con cierto sonrojo asumo que nunca he leído a Baldomero Fernández. Lo anoto para buscarlo con luz de día…
        Abrazo

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      2. Jaja… Siempre tan amable. Suelo usar frases autorreferentes como «tengo una curiosidad omnívora» o «poseo un mapa genético ambigüo». Lo de «saltar» de una lado a otro es literal, lamentablemente. Escribo un poema y a los diez minutos estoy resolviendo un problema de lógica, diseñando un juego (ayer hice un juego de tarjetas pintado de dos colores y con seis puntos de referencia. Lo llamo «Crea tu propia obra de arte» y con las quince cartas que me permiten esos puntos puedes hacer 1.307.674.368.000 «cuadros» diferentes. Ahora quiero hacer tarjetas con ocho puntos de referencia, lo cual me llevaría a hacer 125 tarjetas y habría 10 elevado a la potencia 129 –es decir un uno seguido de 129 ceros. no tengo ni idea de qué número es ése). Luego te mando una o dos fotografías.
        Lo del blog me quitaba un poco de ese tiempo para crear lo que se me ocurra en el momento, por eso lo cerré.

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      3. No estoy segura de haber entendido del todo el juego así que las fotos del mismo le vendrán bien a mi cabecita para aterrizarlo. Tú eres mucho más ecléctico: yo salto de una novela inglesa a un poeta italiano a un libro sobre meditación a un ensayista mexicano a un artículo sobre «el paro» en España» pero, como ves, todo se mueve dentro de la línea de libros/literatura. Lo de resolver problemas de lógica e inventar juegos no es precisamente lo mío. QUé bueno que tengas tiempo de hacer esas cosas que al común de los mortales nos están vedadas.

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  4. no sé cuantos recuerdos, para mí la memoria es una caprichosa compleja, y en ocasiones descubro que se tantas cosas que parecían olvidadas, versos, poemas completas, letras de alguna canción e inicios de muchas historias…

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  5. Sí, entiendo lo que comentas, es harto veleidosa la dama memoria. Además haces un apunte interesante: muchas veces las letras de canciones son poemas en sí mismas, de manera que ameritaría otro post. Habrá que irlo pensando…

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  6. Poemas enteros… la verdad, solo los aprendí para un examen de Lírica en la universidad. Fueron 3, y de ellos solo recuerdo el inicio de Danse d’Anitra, que empieza más o menos así: «Va ligera, va pálida, fina/ cual si una alada esencia poseyera./ Dios mío esta adorable danzarina/ se va a morir/ se va a morir/ se muere».

    Eso sí, hay un verso que no los olvido desde la primera vez que lo escuché, en la escuela: Verde que te quiero verde…, de García Lorca en Romance Sonámbulo.

    Un saludo!

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  7. Constantino Cavafis: Itaca simplemente influencio sobre mi vida después de pensar que se hundiría mi barco y llego como cuando alguien ruega una respuesta. Benditos poemas.
    Saludos!

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    1. Uy, Ítaca es enorme, qué bien que lo mencionas. Lo leí por primera vez en la universidad, en una edición muy bonita, y se quedó pegado a los ojos mucho tiempo. Con frecuencia lo recuerdo, porque además de bellísimo es filosofía de vida en estado puro.
      Gracias por pasar, saludos.

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