En la espesura, un rumor de presa despierta a la hembra. Dos puntos de luz rasgan la noche, acarician la sombra ágil, las patas quebradizas.
Como marea creciente, ojos y más ojos se multiplican, se delirian hasta ser manada que codicia, pupilas legión, una y muchas, observando desde el hambre de una sola.
Cuán similar es mi apetencia. Bestia incontable que me urge las entrañas.
-Julia Santibáñez
Impresionante. Un saludo.
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Saludos de regreso…
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Menuda descripción la tuya; ruge, indudablemente insuplantable, el hambre felina.
Fenomenal tu lirismo.
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Es que cuando ruge no hay nada que hacer…
Saludos, gracias por pasar
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No sé como te apañaste para conseguir una foto de mi suegra y sus colegas regresando del bingo 🙂
Besos ojito.
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Anda, que tú mismo me la mandaste!!
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Salen guapas 🙂 dan menos miedo así que en la playa 😀
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Caramba querida, ¡qué texto! Realmente se siente la fuerza de las palabras, transmiten con precisión esa apetencia carnívora. La imagen es maravillosa, impacta, pero luego tu texto la deja atrás.
Cariños y hoy el aplausómetro está al máximo.
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Gracias sonrojadas…
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hermosa alegoría, sutil y a la vez desafiante
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Saludos y gracias por pasar…
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