Tenía 63 años, varios poemas y una biblioteca de nueve mil libros, donde por la noche empezó el fuego. Quiso salvarlos armado de su extintor, solo, caballero jurado al pie de los volúmenes. El humo le hizo perder el conocimiento y murió buscándolo entre los libros chamuscados, como imitando el Scriptorium ardiente de El nombre de la rosa. Se llamaba Rafael de Cózar, vivía en Sevilla y recién ahora me entero de su historia, ocurrida hace unos meses. Y me entero también de que éste era el poema del que se sentía más orgulloso:
«Si alguna vez te sobra
algún pequeño hueco
en tu ternura,
ocúpalo conmigo.
Prometo estar en él callado y quieto
como una sombra».
Delicado, creo percibirle algún eco de Ne Me Quitte Pas. Me llevo el poemita entre la ropa y pienso que De Cózar, escritor, profesor y poeta, tuvo la Fortuna de elegir su muerte. Entre amigos.
Da click aquí abajo para ir a la noticia:
http://www.elmundo.es/andalucia/2014/12/14/548d80aa268e3e5d558b4574.html
No sabía de este suceso. Hay veces que de lo más próximo no nos enteramos entre tanta noticia.
El poema bellísimo.
Besos.
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Lo supe por accidente, Alberto querido, y me pareció una historia terrible y hermosa. Y sí, el poema es una joyita.
Abrazos
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Un anticipo a lo que nos espera? Un vaticinio? v.g.: la Inquisición¡
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Será? No seria un mal fin del mundo.
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Tampoco yo me enteré de esta noticia. Quiso salvar lo que más quería… q pena. Descanse en paz en el cielo de los poetas.
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Debe ser uno particularmente sonoro y colorido.
Un abrazo, Lurda querida
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Sobrecogedor. Me hizo recordar a esa notable novela de Elías Canetti, Auto de Fe, donde el protagonista muere en el incendio (en este caso intencional) de su biblioteca. El poema es precioso, con esa sencillez y contundencia de la que ya hemos hablado en alguna otra ocasión; pequeño y precioso, la definición de una joya, precisamente.
Cariños.
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Figúrate que no he leído Auto de fe, por más que he querido no he encontrado el mejor momento de hacerlo. En fin, coincido en lo pequeño y precioso del poema.
Abrazos
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no voy a decirte «te la recomiendo» porque viste cómo son estas cosas de los libros; de todos modos, una prueba no estaría mal (además la leí hace un montón de años).
Abrazos.
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Lo sé, querido. AyDios, tantísimo que quiero leer y los días que son tan pero tan cortos… (se pone a llorar ruidosamente)
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También he pensado en el libro de Cannetti. Me imagino que te cogerá por la garganta y no te dejará ir. El poema, precioso.
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Seguro así será. Ya contaré mi encuentro con el Auto.
Abrazos
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exquisito poema gracias por compartirlo. El poeta no muere. besos y rosas
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El poeta sí muere, pero no sus letras. Enorme privilegio del artista.
Abrazo
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